viernes, 28 de mayo de 2010

¡Préstame niña tus sueños!





Préstame niña un sueño
de magníficos corsarios
y princesas encantadas,
un sueño de fantasías
que me envuelvan con un manto,
de doradas florecillas
y de mágico encanto.

Préstame un sueño
de alegrías y aventuras,
de risas sin sobresaltos,
mientras hadas de colores,
me arrebujan con su canto.

Un sueño de días felices,
dónde no pesen los años,
dónde brillen las estrellas,
allí arriba, allí muy alto.

Descansa tranquila niña,
arrellánate en la cama,
mientras un coro de grillos,
te canta una dulce nana.

Cuando la noche se extienda,
y antes que llegue el mañana,
con los reflejos de luna
te tejeré una bufanda,
para que al despertar, mi niña,
la encuentres bajo tu almohada.

¡Préstame tus sueños niña,
de gnomos, duendes y hadas!

A los duendes pediré,
alas albas, albas alas,
para recorrer tu mundo
de inocentes esperanzas
¿acaso no son tus sueños,
como palomas blancas?



María Magdalena Gabetta
Pintura: "de la Serie Personitas" de la pintora argentina Laura Medina

jueves, 27 de mayo de 2010

Azucena Blanca



Esparce el trigo,
su cosecha de oro en mis recuerdos,
y la piel se me vuelve azucena,
azucena blanca.

y yo canto…..

Amor que te quiero amor,
ansias del corazón, ave inquieta,
amanecer de lunas desquiciadas,
que ruedan entre las piedras,
como hilos de agua mansa.

y yo canto…
y yo veo….

Cascabeles de plata
en el horizonte oscuro de tus ojos
y en la curva generosa de tus labios,
que vienen………
sembrando ansias.

luna amanecida…
piel de azucena…
agüita mansa….

Las ansias se vuelven palomas
que escapan de mis dedos,
buscando las sienes febriles,
de la pasión desbordada.

y yo canto…
y yo veo…
y yo siento..
que la luna se llena de mañanas,
que el amor es agüita cristalina
y el sol se hace oro en mis trigales.

ah, mi piel que se vuelve azucena,
azucena blanca

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Alas del Deseo", de la pintora argentina María Elena Granzella (a la espera de la aprobación de la pintora)

domingo, 23 de mayo de 2010

Escape de una Naturaleza Muerta


Me atrapaste en un sueño,
yo venía de lejos,
de las pesadillas sin luna,
de un mundo de manos secas
dónde habitan los desposeídos,
sombríos personajes de un universo paralelo,
de soledades de vidrieras,
de pasquines enlutados,
de silencios profundos.

Huí en una voluta de humo,
cuando el sueño rodaba entre los árboles,
y mis ansias se volvían aves,
intentando abandonar el nido yerto.

Me rescataste de mi mundo de papel,
de mis naturalezas muertas,
lo hiciste a bordo de una cáscara de nuez,
(frágil veleta ante mis tempestades)
navegando por los mares de mi incredulidad,
abatiendo mis defensas.

Corporizaste la realidad
de un despertar diferente,
aniquilando malas profecías,
restaurándole vida a la pintura opaca
de ese cuadro desteñido y arrumbado
en el que me encontraba inmersa.
restaurando el verdadero color
a mi mustio paisaje,
el sonido a la escena otrora muda,
y el placer de disfrutar la pasión,
como almíbar de higo maduro,
escurriéndose en mi boca.


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Mujer en gris con cartuchos rojos" del pintor ecuatoriano, Julio Peña Tomalá

Rebelión al Dolor


Se vuelven gachas las horas,
sobrepeso indeseado en las espaldas,
y esa enorme angustia interior
que fluye descontrolada.

Dicen los labios las palabras cuchillo
y la conciencia fenece,
agraviada por la impotencia
que la condición humana conlleva.

Se prende la mirada de un imaginario
Crucifijo, buscando alivio
mientras las manos se anudan,
impedidas de caricias.

Se rebela el espíritu ante el dolor
lo sobrepasa la ira,
se escurre, fuego incontenible,
lacerando al inocente que lo enfrenta,
cual piedra que golpea sin aviso.

Se rebela la conciencia a los relojes,
a las inescrutables horas venideras,
ilusa transformista se prende
como mariposa de talco al minutero,
mas la mariposa es leve cual suspiro,
y el minutero continúa su giro,
impertérrito.

Entonces la mentada madurez
cobarde retrocede,
colocándose en posición fetal ante la vida,
sin saber si llorar o gritar,
sin saber si besar o pegar,
porque cuando quiere acariciar,
tan sólo deja heridas.


María Magdalena Gabetta


Pintura: "Cuerpo Roto" de la pintora argentina, Marta Cella

jueves, 13 de mayo de 2010

Huída de Ángeles



Cuando vuelvo atrás...
- insensata víctima de mis desvaríos-
trepada en esta rueca de vida y muerte,
que me lleva incorpórea y sufriente
a recorrer de nuevo los tiempos fenecidos,
aún lloro la huída de los ángeles,
que apartaron mi figura de sus ojos.

Cuando regreso a mi pasado…
a esos momentos en que se escindió mi cuerpo,
y se perdió mi alma,
aún siento los cuchillos del dolor
atravesando mis entrañas,
el mismo ruido seco de la carne
al desgarrarse,
y el mismo olor acre
de la sangre derramada,
por su propio y suicida deseo.

Hoy como ayer
tu ausencia es una constante
y las sombras me abrazan
con sus brazos de muerte,
reconociendo mi orfandad de luz.

Entonces me pregunto,
¿dónde estabas
cuando enmudecieron las horas?
¿dónde estabas cuando por un resquicio
sanguinolento se extraviaron mi sueños?
¿Dónde estabas,
el día que los ángeles huyeron
negándome su consuelo?

Hoy como ayer,
se hace estigma tu abandono en mis llagas,
infligiéndome la penitencia
del retorno irremediable al dolor.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "Recuerdos" de la serie "Mujer con Tubos" del Pintor Ecuatoriano, Julio Peña Tomalá

martes, 11 de mayo de 2010

Miscelánea de Ausencia




Enfrentando la Noche

Envuelta en la neblina de la distancia,
tu figura asoma con la fuerza que da la ausencia
y llega hasta mi con la potencia de un tornado,
arrasando todas mis defensas,
produciendo en mi interior
un vendaval de sensaciones,
que me desborda y supera.


En las grises noches de insomnio,
deambulo por las calles de mi imaginación
buscándote en las esquinas de mi nostalgia.
Los perros de la ausencia me muerden
inyectándome el virus de la angustia
que trepa, enroscándose en mi cuello,
sofocándome junto al deseo insatisfecho
que ruge sin cauce en mi interior.


Enfrentando el Día

Amanece y desde mi ventana oteo el horizonte
buscando respuestas, adivinando imágenes,
mientras el sol que asoma me entristece,
imaginando la luna que baña con sus rayos
el mismo instante en que mi mente te evoca.

Pongo en mi mochila todas las mañanas
una foto, una carta y una poesía
tomo unos mates, fumo un cigarrillo,
y en el cálculo del tiempo de tu ausencia
con un signo de nostalgias, sumo otro día.


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Serena de Cuerpo y Dolor en el Alma" de la pintora argentina, Marta Álvarez

sábado, 8 de mayo de 2010

Viento de Otoño




Me duele este devenir de horas
sin sustento.
Este viento de otoño que me acomete
con ráfagas de ausencia.
Este vivir sobreviviendo
el día a día,
envuelta
en una bruma y helada indiferencia
que no reconozco mía.

No soy yo la que cada día
se levanta sin analizar lo que sucede,
sin siquiera pensar que hoy
será otra vez igual que ayer.
idéntico a mañana,
fríos amaneceres de cama solitaria,
oscuras noches sin compañía,
en este otoño invasor y no deseado,
que llegó para no irse
de mi vida.

No más aroma a café en la cocina,
diarios sobre la mesa, humo de cigarrillos,
mi miradas a dúo por la ventana,
adivinando como será el nuevo día,
con la rutinaria, magnífica y nunca valorada,
sensación que brinda
una primavera compartida.

Nada de eso en estos días de silencio.
Nada de eso en esta sucesión de grises.
Nada de eso en el día a día,
sólo esta extraña indiferencia
que me acomete como viento de otoño,
empañando los cristales de mis ojos
con una lluvia monótona y fría.


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Árbol" de la pintora argentina, Marta Álvarez

miércoles, 5 de mayo de 2010

Temo


Temo perder, por mal uso,
esa necesidad de amar
que me acomete,
esa sensual flojedad ante una figura,
que imagino,
ese deslizarme apasionada,
tras una presencia,
que me atrapa.

Temo perder, a pesar de protegerla,
esa espontánea capacidad de sorprenderme,
con la vida,
y ese inmenso anhelo de morir amando,
quizás,
algún día.

Temo que me agobien las horas y,
me venzan,
temo que me arranquen,
sin piedad,
esta desmedida necesidad
de amar,
la vida.

Temo esos días de sol que se ven grises,
esas inmensas nubes que se pierden,
a lo lejos,
y no ver tras la tormenta
el azul límpido del cielo,
temo,
saberme irremediablemente ciega,
aún viendo.


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Entrelasada", de la pintora argentina, Marta Álvarez