Escaparán de mis hojas borroneadas,
poemas repetidos hasta el cansancio,
cuentos sin moralejas, historias cotidianas,
algunas regulares, pocas buenas,
en general muy malas.
Esparciré un morral de relatos inconclusos,
junto a lápices de colores y tizas blancas,
esperando que un hábil niño los recoja
insuflándoles un hálito de realidad
con un final inesperado.
Me reconoceré carente de
no disfrutar del hueco justo
sobre el lomo de un libro antiguo
dónde quepa mi cabeza
y que me inyecte lucidez e ingenio,
ni de encontrar la mano hábil que brinde
firmeza a la escritura, presencia y flama.
También seré culpable de
no encontrar el viejo paraguas anti cursilerías,
ni siquiera el raído diccionario de la lengua castellana,
herencia familiar.
Serán espejo de mi alma atormentada ¿atolondrada?,
encerrada tras los barrotes de la ignorancia,
los versos que colgué de la luna con broches de estrellas.
una noche en que las nostalgias me abrumaban,
una noche de ésas en que esperaba
que un hado me convirtiera
de rana a princesa,
o de neófita a escritora,
infructuosamente.
Juntaré en un frasquito,
gotas del rocío de la esencia de los Maestros,
de ésos que pululan en el mundo
caminan por el conocimiento,
antes que yo,
después que yo,
haciéndome tropezar a cada paso.
Las verteré una a una,
cómo elixir de sabiduría
sobre una blanca hoja,
para que se conviertan en
pequeñas semillas de sapiencia
que golondrinas sabihondas
dispersarán sobre el mundo,
para admiración de las hormigas,
que por fin me aplaudirán admiradas.
María Magdalena Gabetta
los versos que colgué de la luna con broches de estrellas.
una noche en que las nostalgias me abrumaban,
una noche de ésas en que esperaba
que un hado me convirtiera
de rana a princesa,
o de neófita a escritora,
infructuosamente.
Juntaré en un frasquito,
gotas del rocío de la esencia de los Maestros,
de ésos que pululan en el mundo
caminan por el conocimiento,
antes que yo,
después que yo,
haciéndome tropezar a cada paso.
Las verteré una a una,
cómo elixir de sabiduría
sobre una blanca hoja,
para que se conviertan en
pequeñas semillas de sapiencia
que golondrinas sabihondas
dispersarán sobre el mundo,
para admiración de las hormigas,
que por fin me aplaudirán admiradas.
María Magdalena Gabetta
Pintura: "Alma Abarrotada 4" de la Pintora Argentina, Adriana Pascucci
4 comentarios:
los versos que colgué de la luna con broches de estrellas.
una noche en que las nostalgias me abrumaban...
Amiga queridísima, cuánto hace que no paso por acá.¡¡¡ Ni siquiera por mi blog. Me aburro tan fácil que ya abrí como 50.
Esta poesía es maravillosa, tierna,un ***** con un final de los que me fascinan.
Un beso enorme.
Magda, vine a tu blog, por la entrevista que te hicieron en Letras Libres; me gusta tu poesìa y tu espacio; tu amor por la pintura y el arte, besos desde el Perú, Julia
http://vienenpajaritasdepapel.blogspot.com
http://eltuturutudejulie.blogspot.com
Nena, te ha quedado bordado el poema.
Con "Firmeza, presencia y flama" Acertaste, así es tu escritura.
Un besazo muy grande desde los madriles.
Me gusta ese "morral" que portas pleno,
de poemas, de historias y de cánticos,
disfuto como "enana" de tus letras
sabias, firmes, apasionadas, y certeras.
Me deleito contemplando embelesada
cada pintura que acompaña tus palabras,
pues si por separado son ambas bellas
al juntarlas se multiplican sus esencias.
Un besote. Davinia
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