martes, 10 de abril de 2007

El Colector de Palabras





Se levanta de su mesa,
su mirada atraviesa la ventana,
incómodo, solitario,
se despereza.
La noche cubre la ciudad,
la mente trabaja a bajo consumo,
impensada, a lo lejos,
una nueva luna lo saluda,
animando una sonrisa en su rostro.


Los ojos cansados se despiertan,
la mente alerta sus obreros.
La boca retoma el ceño
del hombre que piensa,
que busca,
que indaga.
Mira la luna de nuevo,
y ella le regala una palabra.

Recoge la palabra, la ausculta,
la disecciona, la separa en sílabas,
luego en letras,
las mezcla, las reordena,
con paciencia las hilvana,
forma con las letras un collar,
una ola del mar,
un crepúsculo,
se desboca el ingenio,
la palabra se desborda, grita
y crece, ilimitada.

Abandona la ventana
con su trofeo,
Regresa hasta la mesa
deposita sobre ella la palabra,
la olfatea, la prueba, la sufre, la ríe,
la vive entera.
Se descubre su dueño, la posee.
la atesora, la subyuga, la seduce,
y ella lo esclaviza y enamora.

Se trepa a ella, la camina,
la recorre, la navega.
se coloca alas, la sobrevuela,.
y se encamina a la aventura
de parir una historia nueva.

María Magdalena

1 comentario:

Anónimo dijo...

"se coloca alas, la sobrevuela,.
y se encamina a la aventura
de parir una historia nueva."

Me encanta como escribes!