miércoles, 30 de mayo de 2007

Arrebatos


Arrebatarás brisa al viento,
gotas de rocío a la madrugada,
una pequeña dosis de color al prado
y una pizca de luz a las luciérnagas,
Arrebatarás milésimas de segundos a las horas.
de cada cosa arrebatarás esencia
para regalarme vida.

Arrebatarás mi boca en cada beso,
íntegra, total, irremediablemente
tuya ..............
Como mi cuerpo.

Inaugurarás caminos entre mis formas,
deslizándote invasor y dueño,
Beberás y te alimentarás de mí
y serás tú mi alimento.
Luego dormirás confiado entre mis brazos,
guerrero vencido, pero no muerto.
Satisfecho semental de amor,
harás de lo efímero,
eterno.

Arrebatarás hasta el último
estandarte de privacidad que haya en mí,
Arrasarás todos mis muros,
los que erigí en soledad,
de cuerpo y espíritu,
en mi viudez de amor,
en mis días de ausencia.

Y seré prisionera de tus arrebatos.
Y seré viento, rocío, luz, vida.
Seré irremediablemente mujer
nuevamente..........
a tu lado.


María Magdalena Gabetta

Pintura: "Cariños" de la Pintora Argentina, Adriana Pascucci

viernes, 25 de mayo de 2007

Mis Días de Caracol



En esa hosca apatía en la
que me sumergen
mis lamentables días de caracol,
apenas me arrastro por el suelo
ignorando la vida que me rodea.

En esos días en que el malvón no florece
porque teme que una hormiga lo destruya,
y el sol no asoma porque se esconde temeroso
de que las sombras lo sorprendan.
En esos interminables días en que
descubro que mi reclusión es sólo mía
y que la carga que mi espalda soporta
es parte soldada a mi figura,
como mis brazos y mis piernas,
tan pesada e inútil como ellos.

En esos días en que las noches
le ganan espacio a los días,
hasta someterlos en el cautiverio
de mis pesadillas,
encerrándome junto a ellas
en la torre del fin del mundo.

En esos días de caracol
en los que siento que una lágrima más
me hará morir deshidratada
y empapelo la ciudad con mi tristeza,
saco del ropero mi deshilachado traje de
Maga/bruja/ilusionista/mentirosa
reabsorbo mis lágrimas,
me mal dibujo una sonrisa
y engaño a la vida.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "La Bañista" del Pintor Argentino, Martín La Spina


Déjà vu


Estoy varada en esta Estación de Ferrocarril desde hace tiempo, sin encontrar la salida. Por momentos me deslizo entre la multitud que pulula apresurada por los andenes, buscando alguien que me oriente, pero las personas pasan a mi lado sin prestarme atención, enfrascados en escapar de ese laberinto humano, dónde predominan los grises, los chirridos y el olor aceitoso que despiden las máquinas.

El ruido ensordecedor de los trenes al arribar o partir, taladra mis oídos, junto con el murmullo agotador de la muchedumbre y la música descompasada que fluye por los parlantes de una radio en la Boletería.

Las imágenes se repiten ante mis ojos, como en una vieja película en blanco y negro. La misma niña sentada sobre una valija, mientras su madre compra los pasajes con destino quien sabe dónde. La prolija secretaria o estudiante que mira con sonrisa esperanzada el arribo de un tren que nunca llega y el elegante ejecutivo que conversa por su celular, enfrascado en la conclusión de un negocio que se traslada indefinidamente.
Se pega a mi cuerpo como una fría humedad, la soledad angustiosa del andén cuando todos se retiran, mientras permanezco sentada en este banco tratando infructuosamente de asimilar cada episodio y cada gesto visto, que se repiten en una especie de “déjà vu” en este espacio irreal en el cual me deslizo en un no tiempo cíclico que repite sus secuencias.
Sin embargo el tiempo pasa, sé que pasa, sé que hace mucho que estoy atascada en esta estación; no puedo precisar la cantidad de segundos, minutos, horas o días, pero lo sé. Es como si una nebulosa indefinida me cubriera, manteniéndome suspendida entre la realidad y la irrealidad.

Como una autómata me levanto del duro banco y camino unos pasos acercándome a la orilla del andén mientras el tren avanza por el túnel como un monstruoso y desbocado cíclope, un segundo antes de sentir el mareo que me arroja una y otra vez, indefectiblemente, a su paso.



María Magdalena Gabetta


Pintura: "Sin Trenes" de la Pintora Argentina, Marta Cella

jueves, 24 de mayo de 2007

Historias de Barrio (* del año de ñaupa)





En la esquina me espera “la barra”, el grupo se reúne todas las noches bajo la luz del farol que la comisión vecinal de este barrio de la periferia porteña catalogó ampulosamente como “iluminación barrial” y que apenas tiene más fuerza que una luciérnaga.

Catalina y Beatriz (hasta hace apenas un año atrás, Cata y Beba) están con los muchachos charlando animadamente. Mi sobrenombre era peor que el de ellas. A mí me habían apodado “**Firpo” por mi afán de trenzarme a puñetazos con los chicos del barrio, para defenderme o defender a mis amigas, que eran unas lloronas. Pero desde que subí a mis primeros tacos los amenacé con destrozarlos si a partir de ese momento no me llamaban por mi nombre. Entonces pasé a ser Susana o Susi, lo cual no me molesta para nada.

Antes de lograr salir para charlar un rato con mis amigos, tuve que acomodar y limpiar la cocina, dejando todo en orden. Previamente hice una cena liviana para mi mamá y para mí, ella apenas probó bocado, está muy cansada, se exige para terminar una costura que debe entregar sin falta mañana para la fiesta de compromiso de la hija del Dr. Cuesta. Un precioso vestido de seda que sobre la escultural señorita lucirá muy atractivo.

Cuando le dije a mamá de ir un ratito a charlar con los amigos antes de acostarme, no tuvo inconvenientes. Es ya una costumbre que los chicos de la cuadra nos juntemos en la esquina después de cena. También como era costumbre desde que había cumplido los dieciséis años, sin levantar la cabeza de su labor, mamá no dejó de recordarme que antes de las diez de la noche debía volver a casa.

- No está bien que una chica decente ande hasta más tarde en la calle – agregó. Pero yo ya no la escuchaba.

Me había arreglado el cabello con una cola de caballo, bien tirante, sostenida con una cinta roja que despejaba mi rostro haciendo más grandes mis ojos y, sabiendo que mamá estaba entretenida con su trabajo, aproveché para pintarme los labios con el lápiz labial que me regaló Paula, mi compañera de estudios en la Academia de Mecanografía de la Señorita Pérez.

La barra en la esquina me recibió alborozada.

- ¡Por fin Susi! ya nos extrañaba que no llegaras – dijeron las chicas entre risitas. Los muchachos se mantenían mas serios, eran los “hombres” los que estaban allí para cuidarnos, pero también y, todas lo sabíamos, para conquistarnos.

- Hoy mi viejo me regaló dos pesos para que este fin de semana lleve a Clarita al cine – dijo Andrés muy entusiasmado, mientras Clarita enrojecía. Sabíamos que se querían desde siempre, pero recién hacía unos meses habían empezado a “noviar”. Todos los envidiábamos un poco. Eran los primeros del grupo que se habían decidido. Y no estaba mal, por el contrario, Andrés ya tenía dieciocho años y Clarita cumpliría diecisiete pronto.

- Son dos chicos – había dicho mi madre – ni se te ocurra querer ponerte de novia con un mocoso, acá traé un hombre hecho y derecho, un hombre de buen pasar, no un nene de pañales que trabaje ayudando al padre.

Mi mamá siempre tiene la misma cantinela, sueña que yo seré la salvación de las dos pero.... ¿dónde voy a conocer un candidato como ella quiere? No en los bailes de barrio precisamente, ni entre los amigos de “la barra” con los que nos conocemos desde que nuestras madres nos paseaban en cochecito.

Mamá y yo quedamos solas desde que mi papá falleció. En verdad casi no lo recuerdo, aunque ella me habla de él todo el tiempo.

- Para que no lo olvides Susana – dice y no puede contener las lágrimas aunque ya pasaron más de diez años desde su muerte.

Pero la mamá de Clarita está contenta por su hija, es una señora muy modesta. Además vive el papá que trabaja en el ferrocarril y son varios hermanos. Para su madre es una tranquilidad pensar que con suerte en un par de años pueda casar a la mayor, si no antes.

-Andrecito es un buen muchacho - cuenta a todo aquél que quiera escucharla en la Feria donde atiende un puesto de verduras – ayuda a su padre en la carnicería y el padre dice que cuando se retire se la dejará a él y eso es una garantía, mi hija estará bien

Al margen de si a mi mamá no le gusta Andrés y a la madre de Clarita sí, ellos son felices, están todo el tiempo a los suspiros mirándose a los ojos y agarraditos de la mano, mientras nosotros fingimos no darnos cuenta, cuando disimuladamente Andrés le da un tímido beso en la mejilla.

Clarita nos contó en secreto que juramos mantener de por vida a riesgo de caer en el infierno, que Andrés ya en una oportunidad la besó en la boca ¡qué envidia! ¿cómo será? ¿qué se sentirá? mi corazón se desboca de sólo pensarlo.

En la esquina hoy también está Jorge, el primo de Carlitos, el que está haciendo “la colimba” en Plaza de Mayo, un muchacho de Córdoba de mirada dulce y sonrisa generosa. Cada vez que tiene franco viene a casa de sus tíos y nosotras podemos coquetear con él. A mí me gusta mucho Jorge, demasiado.

Carlitos dice que el padre del “cordobés” es doctor y de una familia de alcurnia de Córdoba, que se enamoró de su tía Laura cuando hacía, como hoy su hijo, el Servicio Militar en Campo de Mayo y se habían casado aunque la familia de Córdoba no estaba muy contenta con una piba tan humilde.

- Ojalá a Jorge le pase igual – pensé – ojalá se enamore de mí.

Hace un tiempo que el “cordobés” busca la forma de quedar a mi lado y yo me siento feliz por su atención, aunque me molestan un poco las risitas de mis amigas. Hoy se agachó hasta quedar casi a mi altura y me dijo unas palabras al oído que para mí sonaron como música de ángeles.

- ¡Qué bonita te queda esa cinta roja en el pelo Susi!

Los otros que conversaban y se reían, haciendo planes para ir el domingo a la tarde al parque de diversiones, no se percataron de nada. Sentí que mi pecosa cara se tornaba roja como la de Clarita cada vez que su novio le dice algo en voz baja.

Durante el resto de la charla estuve en las nubes, tanto que casi se me pasa la hora límite impuesta por mi madre. Cuando me di cuenta salí corriendo, gritando apenas un “chauuu, hasta mañana”.

Carlitos ni lerdo ni perezoso, me gritó mientras yo corría - Chau Susi, decile a tu mamá que el domingo a la tarde vamos todos al parque, que te deje ir, no nos fallés. Estoy segura que lo dijo incitado por su primo, porque todas sabemos que a Carlitos le gusta Beba.

Turbada y mientras escuchaba la risa cómplice de mis amigas, corrí la media cuadra que me separaba de casa.

Abrí y cerré la puerta sin mirar atrás y más rápida que ligera me dirigí al baño antes que mamá se percatara de mi pintura de labios. Pobre mamá, seguramente trabajará hasta la madrugada. Quisiera ayudarla trabajando, pero no me deja. Dice que yo estoy predestinada para otras cosas. Predestinada o no, apenas termine mis estudios de mecanografía, buscaré trabajo en alguna oficina y tendrá que aceptarlo.

El corazón me late con fuerza pensando en el domingo, quizás pase algo más. Estoy asustada. ¿y si me pide ser novios? Ah...... ¡qué vergüenza! Pero.... no... vergüenza no, no debo sentirla, ya soy una señorita......¡eso sí! Si me dice de ser novios le diré que debe pedirle permiso a mamá........ Seguro que a ella le va a gustar ......¿y si no le gusta?.....Noooo, le tiene que gustar, es todo un hombre, está en el Servicio Militar y además Carlitos nos contó que su primo estudia en Córdoba, que va a ser doctor como su papá. Ayy virgencita, ayudame, no me abandones, que si me pide ser novios no me dé vergüenza y que además mi mamá no me lo prohíba.

- Esta noche no voy a poder dormir – pienso, mientras hago gestos con cara de mujer fatal a mi imagen en el espejo.

María Magdalena Gabetta


* Del año de Ñaupa: Argentinismo, que significa "de muchos años atrás".
**Firpo: alusión al boxeador argentino Luis Ángel Firpo, apodado "El toro salvaje de las Pampas" (1894-1960)
Pintura: "Caminito" de la pintora Argentina, Cristina Martin

miércoles, 23 de mayo de 2007

Más, mucho más.


Y me descubro
cálida y apasionada amazona
de tu cuerpo.
Temblorosa libélula de gastadas alas
reencarnada por el flujo de tu esencia.
Y me descubro,
fuerte y débil,
nueva,
totalmente enamorada.
Piel ardiente.
Labios ofrecidos en un beso.
Sangre y carne inflamadas.

Y te descubro,
hombre/pasional/niño/inocente
mirada de entrega,
calidez en los muslos,
manos delicadas/sabias.
Y me reflejo,
en cada espejo,
que pinta de luces la madrugada,
en cada vidriera de días soleados,
Y me veo mejor mujer,
del mejor hombre,
y acuno entre mis brazos
el dulce retoño
de vidas renovadas.

Entonces busco,
traspasar la mágica inconsistencia
de un sueño.
Atrapar el sonido de un lejano eco.
sobrevolar los límites de una fantasía.
Te quiero real.
Me quiero real.
Ambos de carne y hueso
no seres etéreos,
pobladores de extravagantes
utopías.

Y digo Gracias.
Porque se agradece el sueño,
Y digo Espero.
Porque se espera el milagro.
Y digo más, mucho más quiero
de sueños,
más, mucho más quiero de amor.
en esta vida.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Amantes" del Pintor Argentino, Miguel Ángel Sanfurgo

viernes, 18 de mayo de 2007

Lejanías Compartidas


Entonces un sábado a la mañana, la nostalgia me invade, me resultan esquivas las musas y los ojos se escapan por la ventana, tomando vuelo como esas aves que surcan mi cielo, o como una pequeña hoja viajera en alas del viento. Entonces un sábado a la mañana en que hubiera querido escribir un poema inteligente, un cuento aterrador o mágico, sólo mi espiritu me brinda el consuelo de un simple poema de amor, en la lejanía.


Mira amor,
vuelan las aves sobre tu cielo,
que no es el mismo que aquí me cubre,
estoy tan lejos,
y sin embargo....
es cielo nuestro.

Acércate al aire,
deja a tus suspiros escapar de tu boca,
abraza al viento,
cúbrete con tu luna,
sueña con este sol,
Encuéntrame en tu paisaje,
estoy tan cerca........
aunque esté lejos..

Habitantes equidistantes
del mismo mundo.
Aunque tan lejos.....
estoy tan cerca.

Atrapo el aire entre mis manos.
Beso la brisa.
Miro las aves surcando el cielo,
que no es el mismo......
pero es tan nuestro,
aquí te encuentro.

Lejanías compartidas,
estamos cerca
aunque tan lejos...
es relativa esta distancia,
siento tu abrazo, beso tu boca,
todo lo acerca,
el amor nuestro.


María Magdalena Gabetta


Pintura: "Sin Título" de la Pintora Paraguaya, Adriana Villagra

miércoles, 16 de mayo de 2007

Cuando Nieva sobre los Cedros


Miro a través de mi ventana,
amparada en el calor de la cálida
habitación en que me encuentro,
embelesada espectadora del paisaje
que se vislumbra tras los cristales.

El parque se extiende bajo la bruma,
copos blancos se deslizan suaves
sobre los cedros,
se escucha como música de fondo
el sonido sibilante del viento,
hálito de hielo que acaricia,
duele y embellece
tornando al paisaje utópico,
como extraído de un cuento.

Imagino serpenteando el vientre
virginal del bosque,
un largo sendero cubierto de nieve,
colchón que amortigua y hace sigiloso
el paso de duendes y lobos.

Envidio la madera inmóvil,
aunque intensamente viva,
enraizada a la tierra, oteando el cielo.
El viento helado le duele
mientras los lobos la rodean,
refregando contra ella sus
erizados lomos,
transformados en suaves corderos
danzando con los elfos.

Desde mi ventana.......
estática espectadora de ese
mundo de mágica fantasía,
veo la nieve caer sobre los cedros,
suave y melancólica,
embelleciendo el paisaje,
entonces mi espíritu se desprende de mí,
atraviesa el espacio,
ingresa en el árbol,
siente su fuerza, bebe de su savia,
y enamora al viento.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Lobo Gris" de la Pintora Argentina, Norma Zaro

martes, 15 de mayo de 2007

Mujer de Agua


Me elevo en la cresta de la ola,
suspendida en el verde azul,
parte esencial del mar / tu mar,
me acoplo y floto
contenida en tu pasión,
acaricio con cadencia tus playas,
me filtro en tus riadas,
y emerjo en ti,
mujer de agua.

Tu mar me acaricia y transforma,
esencia de vida,
inicio y fin de todo,
parte del infinito.

Me elevo tempestuosa,
deslizándome por tus riscos,
blanca espuma, caracolas y algas
marea fluctuante,
enajenación de los sentidos.

Porque el mar / tu mar en el que me sumerjo,
en íntima y sensual entrega,
deponiendo mi humanidad
convertida en mujer de agua,
Amado mío
me arrebata y me eleva
desde los insondables abismos
hasta la cresta de la ola
en éxtasis pasional.


María Magdalena Gabetta

Pintura: "La Dama del Mar" de la Pintora y Escritora Argentina, Delia Goldadler Joison (MujerDiosa)
Dijo La Pintora: " He tenido la inmensa alegría que a mi hermana de letras y alma Magda, le haya gustado mi pintura. Inspirándose en ella, tuvo entonces la gentileza de escribir esta bellísima poesía !que agradezco con todo el corazón! - Delia Goldadler Joison"

domingo, 13 de mayo de 2007

Clepsidra



Es esta dama/mujer/reloj,
dueña del enigma del tiempo,
atrapando horizontes no natos,
presentes palpitantes,
pasados muertos,
el agua decantándose lenta,
suspiro y lágrima,
ángeles aleteando númen
sobre ardientes frentes,
un vaivén en las horas
vertiendo gotas de vida,
aromas de madreselvas
o lirios deshojados en el aire,
menta, tomillo, almendras,
brisas de ternura,
palabras de consuelo,
pasión, amor, odio,
sentimientos plenos,
utópicas fantasías que en letras
el lápiz de carbonilla negra desgrana,
junta, separa,
forma abanicos,
aletea segundos bordando horas,
y con mágica fascinación,
nos atrapa y embelesa.

María Magdalena Gabetta

Pintura: "Universo Interior" de la Pintora Argentina, Marta Cella

viernes, 11 de mayo de 2007

Esquina Sureña (o "En Búsqueda del Payador")


Quizás lo encuentre
en una esquina sureña,
de ésas que aún mantienen
su perfil en la pampa,
donde el viento arremolina
personas,
junto a nudos de paja y nostalgia.

Almacenes perdidos,
añejas pulperías.
Taba, “el sapo”,
una grapa y tabaco,
un lugar amistoso,
donde el gaucho y su ruano
descansaban fatigas.

Pampa adusta y sufrida,
como sus habitantes,
donde el polvo implacable,
que acompaña al tropero,
se introduce molesto
entre ojos y cuello,
produciendo escozores en el
alma y el cuerpo.

Quizás lo siga un perro,
o la sombra de un perro
acompañe su paso,
porque aunque ellos mueran
nunca dejan su amo.

Quizás lo encuentre
en un fogón,
rodeado de amigos,
con una guitarra y un vaso de vino,
en la garganta explotando
una paya,
y en la oscura mirada,
un recuerdo sentido.

Disfrutaré entonces,
escuchando sus versos,
y se me ensanchará el corazón
en una sonrisa franca,
antes de perderme,
por la esquina sureña,
abrazada al viento,
con los ojos con tierra,
y quizás, una lágrima.


María Magdalena Gabetta


Pintura: "Almacén en La Pampa" del Pintor Argentino, Jorge Frasca

miércoles, 9 de mayo de 2007

La Rosa del Engaño


Inicio

Él me ofreció su amor en una rosa,
Flor que envenena.
Él quiso matarme de amor,
por él entregué mi esencia.

I

Caí,
ilusionada polilla
con ínfulas de mariposa,
escuché cánticos de sirena
de su mentirosa boca.

II

Podré suicidarme
ahogándome entre sus brazos,
prisión que cautiva y encadena,
amor trunco desde su concepción,
que no subsiste
sin consumir vida ajena.

III

Me asfixia con sus pétalos,
esta narcótica mandrágora disfrazada
de terciopelo,
que de mi razón se apodera.

IV
Pobre polilla de talco,
contra sus espinas
me deshago indefensa.

Final

Seré suicida de mis propios sueños.
Esclava de su caprichosa
pasión que hipnotiza y sujeta,
ahogándome entre los pétalos rojos
de una reciprocidad engañosa,
amor que nació de una rosa,
rosa que oprime y envenena.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Bodegón Rosas" del Pintor Español Juan Antonio Torrijo Latorre (Graju)

viernes, 4 de mayo de 2007

Vibra Buenos Aires


Vibra Buenos Aires,
mientras una pareja,
cuerpos enlazados,
danza apasionada,
al son de milongas
o sensuales tangos.

Canta Buenos Aires,
tu música sacra.
Suenan los acordes.
Brillan los faroles sobre el empedrado.
Baila Buenos Aires
que milonga y tango
se adueñan con magia
de todos tus barrios.

Manos que acarician un viejo fuelle.
Música que parece parida con sangre
envuelve de embrujo
trasnochadas calles.

Suena bandoneón,
llora tu música porteña
que los cuerpos se buscan
y las piernas se encuentran
mientras milonguean.

Escucha Buenos Aires
la música nos habla
de bares y malevos
de minas y tugurios.
de piel, esencia y carne.

Vibra Buenos Aires.
Nostalgia de bandoneones,
llanto de guitarras
y la voz de un cantor
que se incrusta en el alma.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Empedrado" de Adriana Mufarrege

jueves, 3 de mayo de 2007

Cortázar en mi Fantasía


Imaginaba verlo llegar en bicicleta hasta el bar y sentarse desmañado en una mesa frente a la ventana.Continuando con mi fantasía, lo veía pasar largas horas mirando tras los empañados vidrios hasta que, con ese impulso que solamente las musas otorgan, escribía como un poseso sobre un viejo cuaderno o ajadas servilletas de papel. Luego, su mirada volvía a perderse tras la ventana, buscando historias. Recién en ese momento sacaba un arrugado paquete de Gauloises y se fumaba un par de cigarrillos, saboreándolos con fruición A la medianoche, su larga y flaca figura parecía despertar, juntaba sus papeles y llamando al mozo pagaba por los dos o tres cafés consumidos, salía del bar y montando en su bicicleta, se alejaba por las calles empedradas.Mi mente febril lo perseguía hasta verlo encontrarse con la Maga en alguna esquina o conversando animadamente con Oliveira, antes de pasar en limpio sus borradores de Rayuela.



María Magdalena Gabetta


Pintura: "Cortázar" del Pintor Argentino Ariel Gulluni

miércoles, 2 de mayo de 2007

Sol de Otoño



Declina el sol.......
sus rayos rojos alumbran
dibujando arabescos de fuego
en la sangre y el corazón.
Flor otoñal,
renazco bajo sus caricias.

Vislumbro .......
senderos a recorrer
horizontes a compartir
todo se torna posible en el refugio
de sus maduros brazos.

Ya no soy......
aquella de figura esbelta
senos turgentes, labios de frambuesa.
Hoy mi cuerpo ha agotado las estaciones
de la siembra,
pero aún corren agitadas,
mis aguas internas

Amor de cabellos entrecanos,
de fisuras visibles y ardores invisibles.
Amor que quita lasitud
e injerta renovadas fuerzas.

Cuerpos anhelantes,
compartiendo caricias,
suavizando asperezas,
recuperando vida.

Maduros amantes,
bajo el sol rojizo de otoño,
caminando unidos,
hacia el ocaso.....


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Dorado Otoño" del Pintor Argentino Martín Carrique