lunes, 21 de diciembre de 2009

Calendario 2010


¡FELIZ AÑO 2010!


Este es un regalo de la poeta Palmira Ortíz de México que quiero compartir con ustedes. ¡Gracias Palmi!
Magda

Manos Benditas - ¡Feliz Navidad!



Encontraré a cada instante,
en la boca sangrante
de una herida,
la tersa firmeza de sus manos
transformándola en cicatriz
apenas visible,
para aquél que no conoce
de flagelos del alma.

Vuelo en diagonal,
desde mi dolor izquierdo a
su mano derecha,
y avivándola con fe bendita
la sumerjo en la hondura
de ese corazón maltratado,
tantas veces,
y sin embargo,
tan lleno de amor para prodigar.

Demando piedad,
a los mártires del amor y
la injusticia,
y recibo gozosa la cálida ternura
de una sanación pascual
que se me prodiga sin letargo,
atendiendo mis súplicas.

Son sus manos,
la bendición sobre la aguas,
el fresco oasis que aliviana
mi sequía,
el arrebato que me embarga
en mis soledades frías,
y el reflejo humano
de todas las ternuras.

Caricias a granel.
Consuelo sin límites.
Fuerza que me eleva
sobre el mortal enajenado.
Brillo de lo eterno,
Sensaciones dispares
que como único vértice
de equidad,
brindan sus manos benditas.

María Magdalena


¡FELIZ NAVIDAD!

Pintura: "Ofrenda", de la Pintora Paraguaya, Adriana Villagra




sábado, 5 de diciembre de 2009

Amar al Torero




No me inspira ni tu porte ni tu arte
ni me atrae el jolgorio que despiertas
esta hora en que orgulloso tu te muestras
y las majas suspiran por besarte.

Yo te quiero desde siempre, desde antes,
cuando corrías libre por las viñas,
o convertido en príncipe valiente,
robabas una flor para tu niña.

Hoy me piden que te escriba unos versos,
no a mi amante adorado, sí al torero,
al hombre que seduce al mundo entero,
el mismo que seduzco entre mis brazos.

No saben lo que sufro en cada ruedo,
cuando excitan con sus gritos al toro
o ardorosos braman ¡Ole Torero!

Te espero entre penumbras en la casa,
entre mis manos desgrano un rosario,
rogando a Dios no caigas en la plaza
y te devuelva a salvo aquí a mi lado.


Temo ese día en que al virar tu suerte
sepas que el toro por fin te ha ganado
cuando el toro pague muerte con muerte,
y yo muera al perder lo que he amado.




María Magdalena Gabetta




Pintura: "DERECHAZO DEL NIÑO DE LA CAPEA, EN AUREOLA MASCARILLA DEL MALAGRADO Y LEGENDARIO MANOLETE, CON LAS BANDERAS DE ESPAÑA Y LA COMUNIDAD DE CASTILLA-LEON" del pintor y poeta español Laureano Navarra Linares

viernes, 13 de noviembre de 2009

Un día más




Hoy no vuelvo atrás,
ni días ni horas.
Porque no se me antoja pensar
que tiempos pasados fueron mejores.

Dejo los caminos marcados
por pisadas que se van perdiendo,
mientras almanaques asesinos
se ensañan con mis proyectos,
pidiéndole un día más a mi paciencia.

Un cerdo laborioso pasa por picapapeles
los sueños de escritores desconocidos.

Encuentro en las alcantarillas conejos blancos
con pancartas pidiendo mejoras salariales,
el mago no quiere darles aumento.

Música de vitrola y el fantasma de Gardel
que se trepa a los colectivos me hace señas
con el dedo del medio.
Semáforos y vigilantes.
Esquinas y baches.
Charcos y aceite.

En la esquina los niños ya no trepan
en barrilete buscando estrellas.

Telones de un escenario cotidiano,
manos solitarias van cambiando escenografía,
y manos salvajes aniquilan horizontes.

Los ancianos del geriátrico que ayer bailaban
hoy desfilan en sillas de ruedas.

Los azules se van destiñendo,
Los verdes me engañan
Los rojos, me recuerdan días que no debo recordar.
Los amarillos me enceguecen.

En la olla popular las manitos aprietan el plato
mientras una cuchara deja un guiso amargo.

A usted no le toca,
a mí tampoco,
pero a ellos sí,
la rueda gira, hoy por ti, mañana por mí.

Hoy me siento anclada,
barco sin timón, rotas mis velas,
náufraga de vida,
empleada desocupada de una
Empresa constructora de sueños
que se fundió por ilusa.

Hoy es un día más y van.........


María Magdalena Gabetta

Pintura: "La Olla", de la Pintora Argentina Marta Cella

En Silencio






Yo te mostré mi vida
en la cruz sangrante de mis manos.

Sin palabras y sin miedos.

Únicos viajeros del mismo instante ,
suspendidos en el tiempo,
revisores retrospectivos de nuestros
propios recuerdos.

Cómo náufragos nos aferramos.

Ojos entrelazados,
sincronizados en la misma luz,
usamos el lenguaje del silencio,
leyendo nuestros pensamientos.

Abandonamos lo externo
y nos zambullimos en el mar
de nuestro interior
en la búsqueda de la verdad.

Tu paz, mi paz, identificándose,
reconociéndose, recobrándose.

Leí una a una cada línea
de tu mano
a la mía encadenada.
unimos cruces,
intercabiamos sangre,
en fraternal encuentro.

Cada arruga de tu frente
me contó de tus heridas,
el marco profundo de tu boca
me contó de tus sonrisas.


Sin palabras....

Únicos habitantes del mismo universo,
nos reconocimos en silencio.....

Y festejamos la vida.


María Magdalena Gabetta



Pintura: "Elevo mi mirada en absoluto silencio" de la pintora paraguaya Adriana Villagra

viernes, 16 de octubre de 2009

Leche y Ternura




Cintura dolorida, manos ajadas
que en la caricia se vuelven tiernas,
dulce mi madre en su faena.
Su mirada se vuelve pájaro
cuando me mira,
en su boca aleteando siempre
una sonrisa.

Dulce mi madre, ella me canta
canciones viejas,
de ésas que mi abuela
hace muchos años a una pequeña,
de rubias trenzas,
con voz de alondras, también cantara.

Por un instante el pájaro vuela
trémulo se aleja de su mirada,
para posarse allí a lo lejos,
en el recuerdo de aquella niña
que un día fuera y que aún palpita
dentro de su alma

Cintura dolorida,
gruesa en el tiempo en que fuera tierra
recibiendo siembra, fecundando hijos,
brindándose entera,
leche y ternura
mi madre buena.

María Magdalena Gabetta
Esta poesía la escribí pensando en mi mamá cuando era joven y cantaba todo el día

viernes, 9 de octubre de 2009

El Ciego en la Esquina






Todas las noches paso frente al ciego que dormita en la esquina opuesta a mi casa. Hoy, como lo hago a diario, dejé en sus manos un sándwich comprado en el kiosco de la cuadra anterior.

- Buenas noches Froilán, que le aproveche.
- Gracias señorita.
- Cúbrase bien que hará mucho frío.
- Gracias mi niña, los vecinos me han alcanzado suficiente abrigo para mí y mi compañero – responde haciendo alusión a su perro.

Soy una total idiota sentimental y no podría dormir sabiendo que el buen hombre pueda tener hambre o frío. No entiendo como no está en un refugio, de ésos que sostienen los politicastros de la ciudad, para atemperar su conciencia.

El ciego tiene sus petates contra la persiana de un negocio cerrado hace años y se ubica al amparo que le prodiga una amplia marquesina del antiguo edificio. Unos enormes cartones que coloca estratégicamente, lo protegen del aire helado de la noche

Cruzo la calle y rápidamente ingreso a casa; enciendo las luces mientras arrojo sobre un sillón el abrigo y la cartera. Me recibe el silencio.

Voy hasta el dormitorio en búsqueda de mis desflecadas chancletas. Las adoro y tendrán que desarmarse íntegras antes de que las suplante por unas nuevas.

La casa está cálida y recién ahora percibo mis manos heladas. Corro la cortina del ventanal y observo a Froilán compartir con su amigo el sándwich que acabo de dejarle.

Me doy cuenta que esta noche estoy más sensible y algo triste, seguramente será el cansancio de un día de corridas.

Me preparo un café y prendo la radio. Algo de música me vendrá bien. El teléfono permanece mudo, ignora mi presencia. No hay quien me llame ni tengo a quien llamar. Me bañaré y acostaré ¿qué otra cosa puedo hacer?

Mientras bebo el café regreso a la ventana, Froilán ya terminó su cena y envuelto en sus mantas se apoya contra la persiana, una brasa brilla en la oscuridad. Veo al perro que se introduce entre las mantas.

Dejo la taza en la mesada, mañana la lavaré. Mañana también me bañaré, estoy cansada. Apago la radio. Siento una extraña opresión en el pecho. Entre el ciego y yo no hay diferencias, o sí, él tiene a su fiel compañero.

Sin pensarlo preparo una buena cantidad de café que vierto en un termo, me pongo el abrigo y busco un acolchado y cigarrillos. Decidida y en chancletas, salgo y cruzo la calle.

María Magdalena Gabetta

Pintura: "Tengo Frío" de la Pintora Española Andrea Arco Blanco

miércoles, 7 de octubre de 2009

Gualicho Pa' Enamorarlo








Con actitud descarada
le envío incontables señas
quiero que sea mi gaucho,
quiero ser su dulce prienda.

Si en la milonga lo encuentro,
yo me muestro tentadora,
mostrando poquito a poco,
actitud encantadora.

Si entusiasmado me toca,
se me obnubila la mente,
al estar entre sus brazos
¡soy una china indecente!

Si la pasión me arrebata,
me da vueltas todo el mundo,
y me apresuro a mostrarle
en mi catre dulces rumbos.

Yo sé que mucho le gusta
que le prepare sorpresas
apreste el apero gaucho
¡su potranca anda revuelta!

Soy como soy, eso sabe,
usted es guapo, eso sé,
si lo atrapan mis gualichos,
por siempre lo embrujaré.

Paisano usté tiene dudas,
que lo adore noche y día,
si esta pasión no perdura
¿acaso es culpa mía?

María Magdalena Gabetta


Pinturas de Florencio Molina Campos, pintor argentino (me he tomado el atrevimiento de tomar dos de sus pinturas que están en internet)


Diccionario Gaucho:

Prenda o prienda: Mujer Amada
Catre: cama
Milonga: Baile
China: Cariñosamente el gaucho llamaba así a su mujer
Apero: Conjunto de elementos que componen la montura del caballo
Potranca: yegua
Guapo : Valiente o fuerte, resistidor
Gualicho : Brujería
Paisano: Compañero, amigo.
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sábado, 26 de septiembre de 2009

En el Nombre de tu Nombre



En el nombre de tu nombre
erigiré estandartes en mi piel,
flamearán sobre mí tus banderas,
demarcando pertenencia,
y laceraré mis rodillas al adorarte.

Flamígeros terratenientes,
circunscribiremos a nuestros cuerpos,
los límites de la pasión que nos esclaviza.
Pasión que no logra arrumbarse
postrada ante los altares
de esa humanidad que nos repudia,
convirtiéndonos en víctimas propicias.

Ofrendaré mi sangre
a este delirio que me impulsa a adorar
a los dioses que en nombre del amor,
desafían la vacuidad
que las reglas imponen.

Soy la tierra que convertiste
en tu tierra
Soy el bastión que transformarte
en fuero propio,
impía conversa a la religión
de tus deseos,

En el nombre de tu nombre,
me desangro
En el nombre de tu nombre,
abandono honor, preceptos, credos,
y, en tu nombre,
acepto tu estigma sobre mi cuerpo.


María Magdalena Gabetta



Pintura del Álbum Personal de la Pintora Argentina Marta Álvarez




jueves, 24 de septiembre de 2009

Noche de Tangos y Charcos


Reflejos de la luna
sobre los charcos,
duerme Buenos Aires
acunada en tangos.

Tango sensual y palpitante,
que se apodera de la noche
filtrándose en los conventillos,
arma letal que atraviesa
el pecho de los solitarios.

Las calles empedradas
se tornan brillantes
un guapo en la esquina
fuma somnoliento.

Noche de burdeles.
Noche de amantes.
La luna se eleva
sobre Buenos Aires,
se baja del cielo,
se esconde traviesa
en aceitosos charcos,
o flota en los aljibes
de los viejos patios.

Por las calles repiquetea
el sensual sonido de unos tacos altos.
La luna se multiplica,
en miles de charcos.

En la esquina el guapo
tira la colilla,
acomoda el funyi
un tanto ladeado,
se acerca la turra,
invita al malevo,
se enciende el deseo,
se acuerdan los precios

Reflejos de luna.
Aroma de barrio.
Palpita Buenos Aires
de guapos y putas
su noche de tango.

María Magdalena

Pintura: “Tango Argentino” de la pintora Argentina, Malena Curchi

lunes, 21 de septiembre de 2009

Inspiración (Condena)




Me oprime el aislamiento
al que me condenas sin piedad,
mientras me miras desde tu sitial
despiadada inspiración que me amarras
a tus versátiles vaivenes,
atrapándome en un círculo
del que solamente tú,
posees la llave que libera.

Gozas de mi pequeñez
mientras golpeo contra los muros
de las palabras que me cercan,
aprisionada por el deseo de escribir,
cegada ante el contoneo de las letras,
que danzan cual insinuantes Salomés,
ofreciendo mi cabeza a la estupidez
que me arrebata y me silencia.

Como prisionera de tu torre de Babel,
engrillada a la impericia,
me retraigo atormentada
por el fluir de imágenes y sonidos,
que escapan a mi discernimiento
y grito reclamando compasión,
suplicando me liberes,
rogando abras el círculo
para que mi imaginación termine
con tan cruenta condena,
recobrando intacto y libre,
el mágico sentido de las letras.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "Concentración - Dispersión" de la Pintora Riotercerense, Raquel Piedrabuena

sábado, 19 de septiembre de 2009

Río de Otoño


(del libro "Viaje Inesperado")


Duermo en la ribera de este río
con mi cabellera flotando sobre sus aguas.
Robo estrellas al cielo con mi mirada,
que prendo de mis pupilas,
luciérnagas prestadas,
mientras me mece el silencio de la noche.

Imagino cascadas de colores,
tonalidades vírgenes de esta naturaleza
que me supera y me abraza
como una nodriza amante.

Cuando despierto,
desde un viejo árbol
un panal de abejas me regala
un desayuno de dulzuras
y entre mis labios la miel corre
buscando el sendero de mi boca.

Sacudo mi nostalgia
de sombras largas
y recito mi fábula de ríos mansos,
de manos acariciando tornasoladas aguas,
mientras me arrebata insolente
el soplo dorado de abril,
preludio del otoño.

Por un instante,
transito de mujer a pez,
mi piel se convierte en escamas,
y mis escamas se vuelven del color de las hojas.

Giro ágil y certera entre los remolinos,
nado contra la corriente,
remonto el cauce que baja de los cerros,
y agonizo cuando el sol
se esconde lánguido en el ocaso.

María Magdalena Gabetta



Pintura: "Otoño en el Delta", del Pintor Argentino, Martín Carrique

lunes, 31 de agosto de 2009

La Última Tormenta




Como una máquina infernal
que devora nuestras células
nos atrapa la última tormenta.
En el instante en que los relámpagos
se desploman desde el cielo
en un despliegue fatal de los elementos,
me disuelvo tras las imágenes
que como una película se pasean
bajo la lluvia infecta.

En este aguacero radioactivo,
a la sombra de la pirámide
que marca el final de los tiempos
observo la fanfarria fúnebre
que condenados homos sapiens provocan,
esperando el instante impredecible
dónde los signos reviertan
la destrucción acaecida.

Me envuelven, con su caos apocalíptico,
los punzantes rayos de luz
que golpean la estructura de poder,
derribando sus pilares,
mientras la agonía de la muchedumbre
que se autoinmola sin remedio,
se disuelve en el caldero,
como carne de cóndores hirvientes
ofrendada a los dioses de la muerte.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Los que emprenden la partida" del pintor riotercerense, Sergio Daniel Blatto


l

martes, 11 de agosto de 2009

Mujer Nueva




Permití que fluyeran
hacia mi lisa superficie
de opacos espejos,
recónditas criaturas internas,
ocupantes oscuros de mis mundos,
habitantes de mis túneles,
personajes de mis más temidas
pesadillas..

Alivié mi alma de pesadas cadenas,
forjadas en dolor, silencios, ausencias.


Me perdoné aspirando la pureza
del aire que me rodeaba,
aire de liberaciones y bienaventuranzas
para poder avanzar en el camino
borrando bifurcaciones, superándome.


Cautericé a fuego mis ulcerosas heridas.
Transformé mis oscuros habitantes
en adoradores del sol,
enamorados de la luna.


Ahuyenté los negros cuervos
de malditos presagios,
dando paso a la sanidad del espíritu.


Despegué la piel muerta que
me cubría entera,
para que de mis cenizas,
de mis oquedades,
naciera una mujer nueva.

María Magdalena Gabetta

Pintura: " "Trepadores de la Vida", de la pintora argentina Marta Álvarez

domingo, 2 de agosto de 2009

Perdonarnos el Goce

Arremángate en mí
como si fueras el puño de una camisa
que me cubre íntegra,
introdúcete en mis pliegues
mientras te haces poro de mi piel,
que no habrá rechazo de ADN
ni locos en la esquina de mis ojos
acuchillando horas trasnochadas.

Acércate a la punta de mi escote,
asomando tus labios a la tersura,
haciendo firuletes a mis ganas,
nacidas entre malvones y milongas.

Adhiéreme a las paredes
de tus muslos ,
acariciando sombras
con forma de senos palpitantes,
cabalgando mis sueños
entrelazado a mis piernas,
perdonándonos entre suspiros
el placer de gozarnos hasta el delirio.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "A Media Luz" de la Pintora Argentina Malena Curchi

jueves, 30 de julio de 2009

Por las calles



Hay una calle que abarca
muchas calles de este mundo
dónde los niños como pájaros mueren
envenenados de las toxinas
con las que el mismo mundo los provee.

Niños que crecen en una sociedad que los margina
y los empuja al precipicio,
dónde bufones de la corrupción,
ofrecen sustitutos de vida.

Niños, pobres niños
de casas ricas,
de casas pobres,
palacios y bohardillas

Niños que desgastan sus sueños
escupiendo agujas hipodérmicas en
infernales alcantarillas.
Chiquillos enfermos de orfandad,
miembros indeseados de una sociedad
aquejada de soberbia ceguera.

Inocentes rehenes
sacrificados en la feria de las depravaciones
de esta orbe que los atrapa como un pulpo,
masticando sin piedad sus frágiles huesos,
defecándolos sobre los adoquines.

Juan dolor, Andrés descarriado,
José alucinado.
María, Adela o Luisa
pobres niñas convertidas en
muñecas desarticuladas,
con ojos de vidriosa mirada.

Dolores crucificados por el mercadeo,
Esperanzas tronchadas por la indiferencia.

¡Niño ya no juegues en la calle!
que la violencia acecha
y tú, mi niño, eres fácil presa.

El titiritero se disfrazó de violador.
El ilusionista vende drogas sin compasión.
Mientras las palomas huyen aterrorizadas
ante el ignoto pedido de auxilio,
de infantes almas esclavizadas.


María Magdalena Gabetta


Agradezco al poeta "EmilioSalamanca" compañero de la Página de los cuentos, que me regaló este bellísimo soneto inspirado en mi humilde poesía.



POR LAS CALLES
( en honor a gmmagdalena)

¿Qué desesperanzado maleficio,
Aprisiona a los “hijos de la calle”,
Condenados a abyecto sacrificio?...
¡Que tu verbo denuncie, que no calle!

Muñecas destruidas por el vicio…
¡Siempre habrá un pervertido que avasalle!...
De chulos y alcahuetas, al servicio…
¡Carne inocente, para quien la halle!.

Enfermos de orfandad, niños perdidos,
En la jungla voraz de las ciudades,
Pajarillos sangrantes, tan heridos

De violaciones y de atrocidades…,
Hambrientos y desnudos, doloridos,
Por tanta perversión, tantas maldades…

Emilio Corona Garcia . 29 Julio 2009


sábado, 25 de julio de 2009

Desatinos


Con el mismo desatino de siempre,
con los mismos errores, las mismas fallas,
con los mismos adjetivos rebuscados,
la poesía nace desde quien sabe
qué lugar inimaginado en mi interior,
brota irreverente por mis manos,
desangrando mis arterias,
electrizando mis dedos.

Me atrapa en sus giros erráticos,
me duele dentro, como una llaga abierta
hasta que la escupo con bronca
sobre el indefenso y estático teclado.

Me ruge esa tempestad que me inclina el cuerpo
que me doblega el conocimiento,
hasta esclavizarlo,
como un grito silenciado,
o una llamarada no autorizada por eruditos,
maestros de elegantes letras.

Me supera con creces,
este oleaje imprevisto que me arrebata,
ahogándome con un verso no parido.
Pero tan intenso...
¡Tan intenso!
que me asusta cuando se materializa irrespetuoso,
con cuerpo propio,
separado de mi esencia.

Entonces siento que esa preñez
que me acongoja sin piedades,
esa agonía por vomitar, parir, sangrar,
morir quizás, en el intento,
necesita este dique partiéndose,
esta marea que rompe contra las aristas
de mis desvaríos de insípida poeta,
y este interior mío
que aún no entiendo.

Que aún no entiendo.


María Magdalena Gabetta




Pintura: "Mi Corazón" de la Pintora Argentina, Laura Medina

viernes, 24 de julio de 2009

La Joven de la Cascada




- Está tras la cascada.

La resignada voz de Emanuel indicó dónde debían buscar, él no podía acompañarlos. Al intentar contenerlos tropezó, torciéndose de mala forma un tobillo. Inmovilizado y rabioso, vio cómo sus amigos cruzaban el río.

Al amanecer había decidido bañarse mientras los otros dormían. El agua estaba fresca, pero el chapuzón despejó su cabeza. La noche anterior habían tomado bastante ginebra mientras charlaban alrededor del fogón.

Era un lugar increíble. Lo descubrieron casualmente y decidieron acampar un par de días para disfrutarlo. Se enamoraron de la vegetación, el manso río y la colorida cascada. Un solitario vergel entre los áridos cerros.

Mientras se bañaba desnudo, convencido de su privacidad, escuchó una suave risita. Intentó ocultarse bajo el agua, dejando fuera únicamente la cabeza para mirar. Atónito vio una escultural mujer de piel cobriza, tan desnuda como él, sentada sobre una piedra, bajo la cascada, riendo divertida de su apuro.

Se sintió ridículo, pero, aún así, la belleza de la joven lo subyugó. Su delicada figura brillaba tornasolada bajo el agua cromática de la cascada. Supuso, por sus rasgos indígenas, que era nativa del lugar. Se veía tranquila, nada preocupada por su presencia.

Intentó hablarle, pero imprevistamente, la joven se irguió, ágil como una gacela y desapareció tras la cascada. Sintiéndose frustrado, más no queriendo importunarla, salió del agua y regresó al campamento. Aún confundido, relató el encuentro a los otros, quienes incrédulos exigieron verla con sus propios ojos. Intentó disuadirlos, pero ya corrían hacia el río.

Las consecuencias para Emanuel fueron las relatadas, tuvo que permanecer sentado mientras sus amigos desaparecían bajo la cascada. Apenas transcurridos unos minutos, sus carcajadas atronaron el lugar.

- La encontramos, la encontramos – gritaban eufóricos.

La ansiedad lo dominó, temía que la asustaran. Aunque sabía que no la dañarían.

El primero en regresar a su lado fue Andrés, en sus brazos cargaba algo. Parecía una piedra.

- Aquí tenés tu maravillosa ninfa – dijo burlonamente, mientras un atónito Emanuel. reconocía en una exquisita figura tallada en piedra, a la joven risueña de la cascada.


María Magdalena Gabetta


Pintura: "Cascada Escondida" del Pintor Argentino, Martín Carrique

"El día 30/04/07, Martin Carrique escribió:
Magdalena, me gustó mucho el cuento. El cuadro lo ilustra muy bien!
Gracias por el link y felicitaciones por su arte.
saludos

Martin"

miércoles, 15 de julio de 2009

Sinfonía en Ocre





Mi sombra se perfila en los paredones
retornándome retazos de pasado.
Aquel primer intento de crecer.
Pedalearle al tiempo.
Acariciar la vida.
Sostenerla entre las manos.

Tenues volutas de juventud
que se dispersaron en el aire,
como el humo oxidado de este cigarrillo
que desgasto entre mis labios,
mientras intento resucitar
-vanos intentos -
las amarillentas y caídas hojas
del árbol de las horas.

Batallas que ya bregué,
cuando corría ciegas carreras
a los sueños,
trepada en un imaginario tren
con destino a este presente
que hoy me cachetea
las esperanzas.

Un maniquí con el rostro del tiempo,
acciona implacable el freno
que señala el fin del recorrido,
demostrando lo efímero
de mi paso en esta orbe
de estaciones deslucidas
y andenes color ocre,
dónde la verticalidad de la realidad
me sostiene en planos suspendidos,
sobre toscos ladrillos que conforman
el desigual esquema de mi vida.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Mujer en Ocres" de la Pintora Argentina, Adriana Pascucci

miércoles, 1 de julio de 2009

Al Poeta Cantor

Me envolverá la noche con su encanto
de guitarras entonando tus canciones,
sumirás mis sentidos en emociones
al escuchar de tu voz tan bello canto.

Buscaras en tu errática memoria
el sonido de aquellos locos versos
que calaron hasta el fondo de mis huesos
con genial convicción premonitoria

Será para nosotros nuevo comienzo,
el que mi cuerpo ardiente apetecía,
cuando te extrañaba noche y día
suplicando Amor, por tu regreso

Injertaré mi cuerpo a tu figura
inyectando mi sangre por tus venas,
pondrás así tú término a mis penas
al convertir en realidad esta locura.

Pondré entonces mi maña y mi esfuerzo,
en tenerte a mi lado vida mía,
despertando en tus brazos cada día,
disfrutando las delicias de tus besos.

Estaré cual doncella esperanzada
aromando mi boca con almendras,
serás tu pared, seré yo hiedra,
hasta morir eternamente enamorada.


María Magdalena Gabetta


Pintura Sin Título de la Pintora Paraguaya, Adriana Villagra

domingo, 31 de mayo de 2009

Alma Embarrada


Todas las mañanas voy hasta el puerto con la esperanza de verla regresar y todas las mañanas vuelvo hasta el rancho con la desilusión a cuestas y con el temor de que ella sólo hubiese sido un sueño más en mi vida, uno de los tantos sueños que siempre me acompañaron entremezclándose con la realidad, hasta un punto tal, que no puedo discernir cuando vivo la realidad o cuando vivo un sueño.

- Estás loco José – Ramón no se calla, me sacude y me reprocha cuando nos juntamos en el bar del Gordo García– estás loco viejo, esa mujer te secó el cerebro y ya no podés razonar, mirate, estás hecho una piltrafa, ¿cuánto hace que no comés una comida decente? y lo peor..¿cuánto hace que no dormís?

Ramón no entiende que para mí comer es sólo tragar algún sanguche mugroso y dormir no me interesa, no quiero dormir, tengo miedo de dormir y no verla en mis sueños.

El agua golpeaba las chapas del rancho cuando María llegó empapada de la calle, los zapatos chuecos y mojados, el pelo pegado al rostro y la mirada con agua también, pero de lágrimas.

- Me voy José – así sin anestesia, una estocada directo al corazón – me voy en el barco que pasa mañana, no aguanto más la porquería de vida en este pueblo, no aguanto más tus sueños sin concretar ni tu amor servil.

- No te vayas – se lo pedí sin fuerzas, sabía que se iría aunque la atara, aunque la matara, se iría igual, estaba harta y yo lo sabía desde hacía tiempo.

Juntó sus pocas ropas, menos de las que había traído cuando se vino conmigo, cuando me amaba y tenía ilusiones de una buena vida juntos, cuando no imaginaba la miseria que sería mi único pago. A la mañana se fue, bajo el agua, empapada y yo me quedé llorando sobre mi vaso de grapa.

Todas las mañanas voy al puerto, sobre todo los días de lluvia, si la lluvia se la llevó, la lluvia debería traerla de regreso, pero siempre vuelvo con el alma embarrada.

Hoy Ramón me dijo que la habían visto en la ciudad del otro lado del río, iba del brazo de un hombre y llevaba de la mano a una niña, dice que iba vestida como toda una señora y que reía feliz. No le creo, ella volverá, lo sé, por eso mañana volveré al puerto, a esperarla.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Herrumbre" de la Pintora Argentina Laura Medina

Este cuento fue publicado en la Revista En Sentido Figurado




jueves, 28 de mayo de 2009

¡Que no te maten!

En agradecimiento al escritor español "Jardinero de las Nubes" por su historia "Rasguña las Piedras".


No es una causa justiciera,
ni es una guerra encubierta,
es sólo decir las cosas como son las cosas,
es sólo alertar a los que vienen.

Mira...
Ten cuidado...
hace tiempo ...
una juventud idealista
pensaba en el presente y el futuro,
decía discursos en los andenes,
juntaba niños en las plazas,
aliviaba dolores en las villas,
inventaba boletos accesibles
al tren de las utopías.

Los mataron..
¿te enteraste?
¡Los mataron!

Los torturaron....
¿lo supiste?
¡Los torturaron!

Los violaron.....
¿Te lo contaron?
¡Sí! los violaron,
en cuerpos y almas
y...
los mataron.

Eran jóvenes
¿te enteraste?

Tenían sueños
¿lo adivinaste?

Tenían amores
¿lo sospechaste?
Y...
los mataron.

Ya te lo dije..
vine a avisarte...
están allí...
en todas partes...
están en sombras...
están ocultos....
te están mirando....
¡que no te atrapen!
¡que no te maten!


María Magdalena Gabetta


Pintura: "La Noche de los Lápices" del Pintor Argentino, César López Claro (1912-2005) (me tomé el atrevimiento de subirla al blog)

lunes, 11 de mayo de 2009

Después de ti, el mar - (con la tristeza de Alfonsina)


Escucha amado...

Me iré mañana,
cuando el sol decline sobre la arena
caminaré hacia el mar,
allí dónde está mi hogar de cristal.

Colgaré caracolas de mi cuello
y adornaré con estrellas marinas
mis cabellos

Pero antes......

Se que vendrás...

Con las manos cargadas
de espigas de sol.
Con tus ojos azules
y tu rostro moreno.

Y yo estaré.....

con mis claroscuros de siempre
con mis cicatrices de vida
pero con el corazón en libertad.

y .... seré ese día.....

la blanca y pura....
mujer de tus sueños..

Uniremos amado.....
mi oscuridad y tu luz
y formaremos un único día.

Un único día de amor.
para adorarnos...

Luego te irás y yo ....
yo seguiré mi camino.

Pero no temas por mí,
Cuando debas irte,
No pienses en mí con tristeza.

Cuando te alejes.....
Piensa que voy a descansar a mi casa,
a reposar en mi cama,
más azul que las aguas.....

Caminaré entonces amado, hacia el mar,
allí dónde está mi hogar de cristal
y un pez con flores de rojo coral,
me estará aguardando.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Fondo Marino", del pintor Español, Juan Antonio Torrijo Latorre.

lunes, 13 de abril de 2009

Pedro "Patitas Flacas"


Para todos los niños que son explotados

En este mundo carcomido e indiferente.
En este mundo hipócrita y perverso,
dónde el rico es cada día más rico,
dónde el pobre es cada día más pobre
En este mundo, Pedro “Patitas Flacas”
el pequeño cosechero,
no conoce escuelas, caricias,
ni esperanzas.

Es un ave agonizando en su nido
Es un ángel de alas cansadas
Es un niño sin juegos ni infancia
Es un alma pura maltratada,
en los campos de gran abundancia.

Es un niño de duras jornadas,
con el hambre doliendo en la panza,
con las manos callosas y gastadas.

Pobre Pedro “Patitas Flacas”
pequeño recolector de ajos,
que nunca tomó un helado
ni correteó en una plaza.

Pobre Pedro el mundo te ignora y desconoce,
pobre niño que abortaste tu inocencia,
cuando la vara del patrón golpeó tu espalda,
por una mísera paga.

Pobre ángel de alas cansadas.
Pobre Pedro,
patitas flacas....
llanto de hambre....
manos cuarteadas.

¡Apura niño!
¡No bebas agua!
¡Apura niño!
¡No te alimentes!
Apura que el patrón debe llenar sus arcas,
mientras el mundo mira hacia otro lado,
indiferente.

¡Apura niño!
¡Junta más ajos!
Que unas monedas llevarás a casa,
¡No llores Pedro!
¡No viertas lágrimas!
Naciste pobre y para el mundo,
no vales nada.
María Magdalena Gabetta


Pintura: "Dignos de Trabajo", de la Pintora Argentina Graciela Cambursano (a la espera de la aprobación de la artista)

martes, 7 de abril de 2009

Amantes Nocturnos


Nocturnos amantes impregnados
de luna, arrebolados de caricias,
vibrantes de locura,
insanos, desnudos y embriagados ,
cobijamos nuestros cuerpos
sobre el cómplice suelo,
improvisado tálamo nupcial.

Lenguas reptando como culebras
buscando, reconociendo, deslizándose
silenciosas sobre húmedos senderos,
exploradoras incansables.

Bebimos sedientos de la fuente del placer
ahogados nuestros impulsos en los labios
desgarrados en besos,
Náufragos de la noche, moribundos,
revivimos entrelazando los cuerpos.

Gemidos jugueteando en el aire
desplazando nubes, eliminando galaxias enteras.
Susurros entrecortados, tu aliento y mi aliento.
Noche de madreselvas, aromas nocturnos ,
amantes secretos..

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Amantes" de la Pintora Argentina, Mónica Iturrioz

sábado, 28 de marzo de 2009

En tu ausencia



Como lluvia inclemente,
lágrimas de incisivo cristal
cercenan mis mejillas,
inmolándose sobre mis labios
en la lejanía de tus besos,

Evoco con el ánimo inflamado,
la varonil firmeza de tus manos
rozando mis senos sensitivos,
mientras el vértice de mi feminidad
agoniza en tu ausencia..

Aletean mis ansias
como golondrinas extraviadas,
buscando el refugio de tu cuerpo,
para habitar trémulas de pasión
en la cumbre de tu sexualidad.

Pero el batir moribundo de mis manos
sólo cosecha flores de vacío
dónde antes recogía
los colmados frutos de tu savia.

Retornan impiadosos
los perversos espectros del deseo,
a usurpar el sedoso nido entre mis muslos,
introduciendo soledad en mis entrañas,
condenándome a parir tu recuerdo.

María Magdalena Gabetta








Pintura: "Geometría casi perfecta", de la pintora argentina, Laura Medina

miércoles, 25 de marzo de 2009

El Impenetrable



Atrapada en las cambiantes mareas
del océano de tu amor,
navego entre tus brazos,
queriendo aferrarme a tu profundidad
para grabar a fuego mi nombre
en tu memoria,
apoderándome de tu corazón,
pirata de amor,
buceadora de sueños.

Apenas me permites con sutil indiferencia
flotar cual juguetón delfín que te entretiene,
respirando el aire puro que te azota,
pero sin ingresar en ti a mis antojos,
para dejar mi señal en las cavernas,
de tu profundo y enigmático imperio.

Me cubres de inmensidad
cuando mi cuerpo se integra al tuyo
sacudidos por el rayo del deseo,
seduciéndome con tus cambiantes flujos
frutos del torbellino íntimo que te sacude.

Incansable....
nado en la cúspide de tu pasión,
ansiando sumergirme en el pozo de tu mirada.

Impenetrable...
vuelves acero la ductilidad de tus aguas
al detectar mis invasores movimientos,
tornándote hermético,
alejándome de ti,
alejándote de mí,
convirtiéndome en sirena solitaria
alternando entre las agudas rocas de tu orilla
y tu misteriosa superficie de plata.

María Magdalena Gabetta

Pintura: "Sirena" del Pintor Español, Juan Antonio Torrijo Latorre (Graju)


miércoles, 18 de marzo de 2009

Abrazos de Náufrago




Con gran alegría he recibido la noticia de que mis amigos Lupe García Araya y Pedro Javier Martín Pedrós han dado a luz a un nuevo libro de la Colección Poesías en la Distancia. Un proyecto maravilloso que auna a poetas de diferentes lugares. Tuve la enorme satisfacción de haber participado en "Viaje Inesperado" de esta misma colección, que fue editado en el año 2008 .

En este libro "Abrazos de Náufrago", comparten escritores de gran prestigio junto a poetas casi inéditos.

¡¡¡Mis felicitaciones a todos!!! y mi agradecimiento especial a quienes como Lupe y Javier actúan con generosidad brindando a muchos la satisfacción de participar en un genial proyecto.

y no puedo menos que homenajearlos con una poesía.


Me emociona la palabra,
el gesto solidario.
El sentirse amigos a través
del trabajo y la inspiración
La caricia espiritual de una poesía.
La realidad de una reflexión.
La imaginación que supera el papel
el cuento que sonríe, grita, llora,
baila, carcajea y estremece,

Me emociona el afecto
de la mujer y del hombre
que atraviesa distancias con su pluma
depositando cual ave
un recuerdo inolvidable
en mi alma, en mi corazón.

Agradezco al Dios de todos.
Agradezco a la vida.
Agradezco a las musas.
Agradezco a la amiga, al amigo.
que me acaricia el espíritu.
con su cálida expresión.


María Magdalena Gabetta

domingo, 15 de marzo de 2009

Quizás Hoy


Quizás lea hoy un verso aún no escrito
o escuche una canción aún no cantada,
Quizás eso ocurra hoy y entonces
mi alma agradecerá la inspiración ajena.

Veré un rayo de luz
Iluminando el túnel que cobija
magníficas ideas.

Absorberé ansiosa la pureza
de un pensamiento,
ampliaré mi horizonte,
navegaré en aguas de amor,
de ternura, de pasión,
o lloraré en cascadas
de desgarrante dolor.

Me cubrirá el sol de otras tierras
y me sumergiré en las dunas doradas
de pensamientos efímeros o eternos.

Escucharé quizás hoy
la voz del pobre, del obrero, del encarcelado,
del que poco o nada tiene,
del que el mundo tiró a un costado
como un desecho.
Sonará en mis oídos su voz doliente
y será mi mano quien traduzca,
su padecer en versos.

Quizás hoy copule con el sueño
de soñadores de otros lechos,
habitantes de otras tierras
sembradores de palabras
con sus manos colmadas
de semillas nuevas.

Quizás hoy me enamore o desenamore
odie, mate, nazca o muera,
Seré ladrona del fuego de otras sangres
y las injertaré en mis venas.

Quizás hoy agradezca
la poesía a las musas
y a un poeta su poema.


María Magdalena Gabetta


Pintura: "Golden Rain" (Lluvia de Oro) de la Pintora Argentina, Laura Medina.

Me dueles y te amo, América



Me dueles y te amo América,
pero no me duele la América opulenta,
me duele la América de escasez.

Me dueles y te amo América,
la de las mujeres campesinas,
la de los indígenas despojados,
la de los niños hambrientos,
la de los jóvenes sin futuro,
la de los hombres consumidos
en pos de un mísero salario.
La de los abnegados maestros
bregando por la igualdad y la educación,
la de médicos, enfermeras o voluntarios,
que ayudan a los pobres en su desgracia
y no exigen dinero en devolución.

Me dueles y te amo América,
que fuiste sometida y saqueada,
a la que le ahogaron esperanzas,
a la que le martirizaron sus caudillos,
a la que le amordazaron la boca,
le cegaron los ojos y taponaron sus oídos.

Me duele y amo esta América hermosa
dónde la naturaleza fue prodiga
en montañas, selvas y ríos,
esta mágica tierra orgullosa,
de la estirpe del indio, el puma, el yacaré,
el cóndor que en las cumbres hace nido,
las aves de plumaje de intenso colorido,
el maíz, la yerba mate y el café.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Campesina" del pintor Salvadoreño, Oscar López Guerra

miércoles, 4 de marzo de 2009

Pedir o Agradecer



Volteo sobre mi hombro,
buscando tras mis pasos,
la sombra de una presencia
mas regreso mi mirada al presente,
sabiendo que transito sola por la vida.

Elevo mis brazos al cielo
exigiendo me expliquen
los porqué que nunca tuvieron respuesta,
no me responden voces,
me responden realidades.

Porque cuando me toco,
cuando respiro,
cuando hablo,
comprendo que de todos los dones
aún conservo el primero concedido,
aún estoy viva.

Veo en cada momento
la metamorfosis de mi cuerpo,
trasmutando de capullo a flor madura.

reconozco en mí a la mujer
que transita su madurez,

Acaricio a la niña que fui,
sonrío a la anciana que seré,
observo nostálgica la joven que acumuló
sueños de vida y sólo cumplió un manojo.
En todas ellas me veo,
fui, soy y talvez seré,
viví, vivo y quizás....
pueda seguir viviendo.

¿Qué más puedo pedir?

Puedo pedir una niña de mi mano,
una anciana que me cobije de mis ausencias,
una amiga que me consuele,
una joven que me cuente sus alegrías.

Puedo seguir pidiendo,
quizás un hombre amado,
quizás un barco navegando en un mar calmo,
o pedir tempestades de vida.

Puedo pedir, pero sólo quiero agradecer,
agradecer que quizás tenga carencias,
que quizás dejé volar sueños,
que tal vez no cumplí todas las metas,
pero agradecer, siempre agradecer
haberme permitido vivir esta vida,
tan mía.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Metamorfosis" de la Pintora Argentina, Marta Álvarez

martes, 24 de febrero de 2009

Mi Abuelo Nogal





Los recuerdos del abuelo son de mi más tierna infancia y su rostro bondadoso, con seguridad uno de los primeros que vi en esta vida, ha quedado grabado a fuego en mi mente y en mi corazón.

Él era distinto a las otras personas, en mi niñez nunca me plantee el porqué, así lo conocí y así lo acepté con esa simpleza con la que los niños aceptan las cosas de la vida. Recién muchos años después, al cruzar el umbral hacia la adolescencia y ya cuando el abuelo no podía movilizarse por sus propios medios, supe, por mi padre, el porqué él era diferente.

El abuelo, mientras pudo, trabajó como albañil de sol a sol, de lunes a lunes, para lograr reunir el dinero que le permitiese comprar un amplio terreno en las afueras del pueblo, un terreno especial, verde y repleto de florcillas silvestres, una suave pradera con una pequeña loma en la parte posterior. Ese pedazo de tierra se destacaba entre los que lo circundaban y su corazón saltaba de gozo de sólo pensar que algún día podría ser suyo.

Cada vez que pasaba frente al lote, se detenía unos minutos a soñar con la casa que anhelaba construir para su familia, luego imaginaba el gran patio con una hermosa huerta y frutales, dónde retozarían sus hijos y seguramente sus nietos.

Era su sueño, lo que siempre anheló poseer cuando abandonó su pequeño pueblo, allá en Italia.

El abuelo trabajó mucho y la abuela colaboró ahorrando en los gastos del hogar y con unos pesos que ganaba lavando y planchando "para afuera". Vendieron también las pocas joyas que tenían y que conservaban por "si las cosas no nos salen bien", pequeñas joyas que pasaron de generación en generación en la familia de la abuela y que recibió de manos de su madre como "dote". Me contaron que no vertió ni una sola lágrima al desprenderse de lo que ella siempre pensó conservar para ofrendar a sus propias hijas.

Nunca se arrepintió de la decisión tomada, era una mujer fuerte y quería, junto con su esposo, tener su propia casa, una casa para la gran familia que planificaron cuando eran apenas dos jóvenes enamorados en esa tierra ahora tan lejana.

El día que el abuelo volvió con los papeles de la propiedad, la abuela horneó un rico bizcochuelo y mató su mejor gallina. Hubo festejo en la humilde vivienda que alquilaban por ese entonces.

Lo primero que hicieron en el terreno fue plantar un nogal, lo hicieron justo en la loma, "crecerá con la familia", fue el pensamiento de ambos; luego continuaron los sacrificios, hasta que, un buen día, se mudaron a la piecita que construyó el abuelo en sus horas libres, que eran bien pocas por cierto. Pero eso no importó, era gente acostumbrada a luchar, habían logrado dar el primer paso y eran felices. El nogal crecía fuerte y firme, aferrado a la tierra. El mejor árbol para la mejor familia.

Cuando se mudaron ya tenían un par de hijos, luego vinieron más, la familia se amplió y la casa también.

La casa que yo conocí era humilde, totalmente blanqueada a la cal, con grandes y aireadas habitaciones y una enorme cocina; tenía un precioso jardín dónde las rosas se destacaban por su belleza y las margaritas, las preferidas de la abuela, se lucían en colmados canteros junto a rojos malvones. Contra la pared de la cocina que daba al patio, una parra se enredaba en un armazón formando un toldo fresco y tupido, bajo el cual, en verano, las mujeres de la casa colocaban largas mesas a cuyo alrededor se reunía toda la familia en los días festivos.

Tras el jardín, el abuelo había hecho una gran huerta, pletórica de verduras y frutales y, más atrás aún, sobre la pequeña lomada, en su sitio preferencial, el nogal, el primer habitante del lugar, se elevaba sobre el resto extendiendo sus ramas en ademán de protección.

Un sendero de ladrillos recorría todo el terreno, desde la puerta trasera de la cocina hasta el nogal. Bajo su tupida sombra había un rudimentario banco de piedras, desde donde el abuelo podía apreciar toda la belleza de su "feudo", como gustaba llamarlo. Allí pasaba muchas horas en su vejez y allí lo vi por última vez.

Él fue siempre, a mis ojos de niño, alto y cálido como el nogal, aunque su cuerpo era levemente encorvado, sus manos se sacudían como si tuvieran vida propia y le costaba caminar; pero siempre estaba de buen humor, contaba hermosas historias y hacía bromas sobre sí mismo y sobre su torpeza y nosotros, inocentes de todo, reíamos con él.

Cuando yo era casi un muchacho comprendí que algo en él no estaba bien y quise saber qué le ocurría. En su ancianidad, tanto su cuerpo como su rostro habían adquirido una mayor rigidez, su mirada permanecía fija y ya no nos contaba historias.

Mis hermanos y yo nos sentábamos a su alrededor cuando lo llevaban hasta el banco bajo el nogal; allí hablábamos de infinidad de temas propios de nuestra edad y que no nos atrevíamos a hablar con nuestros padres o, simplemente, tocábamos con nuestras guitarras sus canciones predilectas. Aunque sus manos aleteaban como palomas heridas, aún su caricia en nuestras cabezas nos transmitían su amor incondicional.

Una tarde, tomé coraje y se lo pregunté a mi padre, así supe que padecía una extraña y desconocida enfermedad, por lo menos para mí, que se llamaba "Parkinson" y contra la cual había luchado denodadamente durante muchos años.

- Joaquín – dijo mi padre, después de haberme dado una explicación lo más sencilla posible de los perjuicios que ocasionaba ese mal en una persona -, el abuelo lucha contra su enfermedad desde antes que vos nacieras, aún así terminó de construir con sus manos la casa, hizo la huerta y ayudó a la abuela con el jardín. A medida que los años pasaban hubo momentos en que se sentía flaquear y todos temíamos que se desmoronara, pero rápidamente se reponía gracias a su fuerza de voluntad y así, con mucho esfuerzo, pudo llegar a ver sus sueños cumplidos.

La casa de los abuelos sigue en pie, el nogal aunque viejo, todavía da sombra y frutos y, cada vez que lo veo no puedo dejar de compararlo con el abuelo, porque así lo recuerda mi corazón de niño, alto, fuerte, acogedor y colmado de amor para todos.

Cuando algún problema me agobia, suelo ir con mis hijos hasta la vieja casa, mis pasos indefectiblemente me llevan hasta el banco de piedra bajo el nogal, allí me siento un buen rato a descansar mientras los observo corretear por el amplio predio, ruidosos, felices y despreocupados; en esos momentos siento como si el espíritu del abuelo me invadiera brindándome toda esa fuerza que él tenía y que tanto lo ayudó a no flaquear ante los reveses de la vida. Él siempre fue mi ejemplo a seguir y esté dónde esté, espero no defraudarlo jamás.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Campo de Margaritas" del Pintor Español, Feliciano Moya

domingo, 22 de febrero de 2009

Perdiéndonos




Anuncia tu espalda,
la partida que escinde
ilusiones vividas de a dos,
¿ayer/hoy?
ya somos pasado.
No se aún en qué momento
perdimos la esperanza,
quizás cuando,
nuestras manos se abrieron
desuniéndonos,
abandonándonos a la deriva.

Abro las ventanas de mi corazón
buscando encontrar lo perdido,
negras nubes me saludan,
gorriones mueren en los aleros.
Ya no hay cielos azules
ni calandrias cantando desde
los paraísos que rodean mi jardín,
el que fuera nuestro.

Cerramos las persianas de nuestro futuro,
escribimos un cartel “Se alquila”
y mi corazón se abocó tenaz
a la búsqueda de ilusiones,
para llenar el vacío.
Otro cartel anunciaba
“Sin existencia”
el mundo pide mucho de ilusiones
el mundo pide esperanzas nuevas
y las fuentes de los deseos
rechazan las monedas de los perdedores.

Tantas palabras sin sentido
para decir que me duele.
Para decir
que me dueles
que este dolor comenzó en el instante
en que nos soltamos las manos
y nos arrastró la corriente de la vida,
perdiéndonos, sin esperanzas.




María Magdalena Gabetta


Pintura: "Perdiéndonos", de la pintora argentina, Laura Medina

martes, 17 de febrero de 2009

Ama, corazón





No te escondas corazón
tras la áspera indiferencia,
ni te arrepientas de cada entrega
que persista en el recuerdo.
No reniegues de la pasión.
No deseches vida, ni sangre,
ni besos.
Despierta al amor, por amor a ti,
cada mañana.

Envuelve al viento,
con cada molécula , con cada poro,
aspira vida.
Divide en átomos la esperanza,
Suma ilusiones.
Atrapa soles, descuelga estrellas,
Ama.

Ama corazón,
convierte en almíbar lo amargo,
lo áspero en terciopelo
Ama con toda clase de amores,
ofrece amor sin retaceos

Ama, que amar es divino.
Ama que amar es siempre bueno,
Ama con la misma intensidad
lo propio, al amigo y al ajeno,
ama corazón sin tener miedo,
y enséñame a amar,
de nuevo.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Mirada al Interior", de la pintora argentina, Adriana Pascucci

Ensueño de Verano.

















No te engañes corazón
aunque estos atardeceres púrpuras
nos rodeen impregnándonos de luz.
Aunque el sol al caer sobre el mar,
nos convierta en figuras de oro.

No te sientas dueño del universo.

Mira esas gaviotas...
Se ven magníficas en el día,
y son fantasmas níveos en las noches,
acariciando las olas en su vuelo.

No sientas vergüenza
por no tener alas,
vuela corazón ...
y acaricia el infinito.

Pero aún así....
No te sientas de oro y púrpura,
No sientas el orgullo
de creerte parte de la inmensidad,
es sólo ensueño
de este atardecer de verano.

Pero te entiendo corazón...

Yo también quisiera,
ser orgullosa mujer púrpura,
bañada en oro y volar sobre el mar,
cual mágica gaviota.

Ven..
soñemos juntos corazón,
aunque sea un instante.


María Magdalena Gabetta


Pintura: Creo que se llama "Atardecer" y es del pintor argentino Juan Carlos Etchechoury (estoy tratando de contactarme con él para que me autorice)