domingo, 14 de diciembre de 2008

La Herida de La Rosa




Ah juventud....
Hechicera juventud
que susurrabas en mis oídos
palabras prohibidas,
ofreciéndome la revelación de
los arcanos que desconocían la inocencia,
la inocencia no sabe de arcanos
ni conoce de dolor,
sabe de rosas y de pétalos.

Atrás quedó la rosa
y me herí con sus espinas.

Lágrimas azules.
Sangre roja.
La víctima baila su danza de amor
ofreciendo su integridad sin temores,
la integridad no sabe de temores,
cree en la verdad,
la sinceridad defraudada
es una rosa herida .

Aplausos en el circo,
el león triunfa otra vez en la arena
tiñéndola de púrpura.

Agonizaron los sueños
mientras la inocente convertida en sal
se diluyó en el olvido.

A horcajadas del recuerdo
se arremolinan ante mis ojos
aquellos pasados sentimientos
que ayer me impulsaron,
a trepar hacia las cúspides
que el corazón ansiaba
pero la razón no permitía.

Atrás quedaron Sodoma y sus estatuas,
y en el transcurso del camino
se me revelaron los signos,
convirtiendo lo imposible en posible.

La herida de la rosa cicatrizó
renovándose en vida.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "Hechizo en Azul" de la Pintora Argentina, Laura Medina

Con este poema participo en el primer Concurso de Poesía de Heptagrama

domingo, 16 de noviembre de 2008

Hija del Sol y la Luna (Décimas)








Desde la agreste quebrada
dónde el cóndor hace nido,
desde el cerro bendecido
por su belleza encantada,
mi tierra es tierra sagrada
hija del sol y la luna,
hermosa como ninguna,
por el poeta ensalzada.
Es mi tierra tan amada
de valientes indios cuna.

Aroma a menta y tomillo,
cola de quirquincho y berro,
parece un jardín mi cerro,
entre verdosos junquillos
agua que corre en pasillos
entre cumbres y quebradas,
cae en preciosas cascadas
deslizándose hasta el río,
mientras en libre albedrío
cantan grillos y cigarras.

Montes, valles, lagos, ríos,
manantiales y cascadas,
sembró Dios en la alborada
la tierra dónde he nacido
y cuando el godo abusivo
no dio tregua y quiso guerra
en cada piedra en la sierra
resonó mortal bramido
¡Antes muertos qué vencidos,
no entregaremos la tierra!



María Magdalena Gabetta



Pintura superior: "Embalse del Río Tercero" del Pintor Argentino, José Malanca

Pintura Inferior: "Paisaje serrano con río" del Pintor Argentino, José Malanca


El Hombre Que Vive al Lado del Faro






Miro el horizonte y lo veo llegar
con su andar laso,
escoltado por pesadas gaviotas,
fieles compañeras de sus días,
batiéndose como dúctiles mariposas
a su alrededor.

Solitario hombre, veterano de mar,
Piel tatuada en profundos surcos,
cincelados por el sol,
disecada por la brisa cuajada de sal,
mirada profunda, espíritu sin mancha.

El hombre que vive a un lado del faro
tiene en sus ojos el color del tiempo,
el verde azul de las mañanas de mar calmo,
o el oscuro gris de las noches tormentosas,
en que las aguas trepan ciclópeas,
desbordando el acantilado..

Camina lento, como lentos son sus días,
espalda encorvada, manos sufridas,
corazón de caracol.
Natural detector de ilusiones arrasadas
en naufragios de dolor,
que oscurecen con sus restos
las impolutas playas de su mar
y de mares ajenos

Hombre vecino al Faro,
contiguo a él, íntimamente ligado
a ese codiciado socorro
que ilumina el paso extraviado,
la ruta perdida en la oscuridad,
marcando el seguro sendero.

Hombre de sol y sal
tus pasos dejaron su huella
en mis días de arena.

María Magdalena Gabetta




Pintura: "El Faro de Santa Marta (Cascais)" de la Pintora Española, Josefa Bernaldez

domingo, 7 de septiembre de 2008

El Roble



Esta mañana estábamos desayunando cuando de pronto mi padre dijo que haría talar el roble. Sentí una sacudida de sólo pensar en semejante desatino. No había terminado de decirlo cuando ya lo interrogaba exigiéndole me explicara las causas de esa decisión.

- Tenemos que sacarlo porque ya se está convirtiendo en un peligro y un estorbo, es un árbol muy viejo y lo mejor será que lo saquen lo más rápido posible.
- Pero ... papá... el abuelo – intenté protestar.
- Nada. La decisión está tomada, mañana vendrán los del aserradero.

Sin más palabras salió de la habitación dejándonos a todos asombrados. Mamá siguió con sus labores tratando de distender el ambiente y solamente dejó escapar un profundo suspiro. Yo sentí que los ojos se me nublaban y apreté los puños con furia. No había nada que pudiera hacer para impedir lo que mi padre nos había comunicado, bien sabíamos todos que cuando tomaba una decisión, no se volvía atrás.

Pensé en el abuelo y recordé cuando ya muy anciano y ciego, me pedía que lo acompañara al banco que estaba bajo el roble. Caminábamos despacio hasta allí y acomodaba unos almohadones en el respaldo para que él estuviera más cómodo, luego él se sentaba y con la mano me hacía señas que lo dejara solo.

Yo me alejaba a regañadientes y lo observaba, a veces lo veía gesticular como si hablara con alguien, otras veces lo veía cabecear adormecido. Me mantenía medianamente cerca pero no lo suficiente como para que mi presencia lo molestara.

Si me remonto aún más en el hilo de los recuerdos, veo la imagen de los dos como si fuera en tiempo presente.

- Abuelo, contame del roble – el niño mira al hombre ya entrado en canas que arregla el jardín con paciencia infinita.

El hombre se seca la frente con un pañuelo colorido que saca del bolsillo de su mameluco y sonriendo al pequeño, hace un alto en su labor para contar por milésima vez la historia del roble.

- Cuando era apenas un retoño mi padre lo trajo en una pequeña lata que cuidó durante su largo viaje como si fuera un tesoro. Era un hijuelo de los hermosos robles que había en los bosques cercanos a su casa. Esa lata tenía doble valor para él, en ella estaba parte de su tierra y el árbol que acompañaría su vida en el nuevo mundo.
- Abuelo contame de cuando puso el roble en el jardín.
- Fue el día que nací, ya el retoño había tomado fuerza y mi padre hizo un enorme hueco, allí colocó el roble y la tierra, lo regaba todos los días con las lágrimas de la dicha y las de la tristeza.
- ¿Porque de la dicha y de la tristeza?
- De la dicha porque aquí había formado una familia y de la tristeza por todo lo que había dejado en su tierra. Él nunca quiso hablar de eso y ..... ¿sabés que apenas tenía catorce años cuando llegó a este maravilloso país?
- Sí abuelo, sí – reía el niño – si me lo contaste muchas veces.
- Porque me lo pedís – refunfuñaba el abuelo.

De cuando fui el niño que disfrutaba de sus historias o el adolescente que acomodaba los almohadones, me queda el recuerdo de estar pendiente siempre del abuelo, entre los dos hubo una conexión especial, algo que no pude lograr con mi padre; con el abuelo éramos compinches y lo fuimos hasta el día de su muerte.

- El día que yo no esté acercate al roble y allí me encontrarás– siempre me decía esas palabras como prediciendo su partida. Y realmente así fue. En diferentes oportunidades sentí la necesidad de hablar con él, me sentaba en su banco a la sombra del árbol, cerraba los ojos y su presencia era palpable. Entonces le contaba mis cosas y sentía un enorme alivio. Aún hoy lo hago.

Mi padre tomó la decisión de cortar el roble, mañana vendrán los del aserradero y una parte de nuestras vidas se irá para siempre.

- Este roble fue de mi padre, fue mío, será de tu padre y luego será tuyo, tus hijos y tus nietos también jugarán alrededor de él y quiero que nunca olvides la historia que te he contado para que se la cuentes a ellos – La voz del abuelo me llega nítida y me parece verlo acariciar la dura corteza. No podré cumplir su pedido.

Durante la cena mi padre no habló una palabra. Cuando terminamos, se levantó y salió al patio, lo vi que prendía un cigarrillo y caminando lentamente se acercaba al roble, se sentó en el banco y estuvo largo rato allí. Desde mi ubicación contra el ventanal de la biblioteca no podía distinguir qué hacía, pero me pareció que en algunos momentos movía los brazos como gesticulando.

- Zonceras – pensé, mientras intentaba leer un libro. La lectura me atrapó y por un buen rato olvidé mi preocupación del día. Hasta que escuché la voz de mi padre. Había entrado en la habitación y no me había percatado de ello hasta que habló.
- He cambiado de idea, no sacaremos el árbol – su voz sonó ronca, emocionada. Sin agregar nada más salió de la biblioteca. Lo conozco lo suficiente para saber que nunca volverá a hablar del tema.

Desde la ventana veo que las hojas del roble toman un color plateado bajo la luz de luna.


María Magdalena Gabetta

Pintura: "Amparo", del Pintor Argentino Marplatense, Alexis Ventura.


domingo, 31 de agosto de 2008

La Calle de los Tilos


Cada vez que asomo mi cabeza
a esta urbe de abandonados,
desposeídos del amor,
en la que ruedo mis días,
asumo mi careta de payaso,
demostrando a los que manipulan
las marionetas
mi calidad de decadente autómata,
sin atisbos de memoria,
gusano entre gusanos.

Cuando enfilo por la calle de los tilos,
el viento me tiende una trampa
invadiéndome con un aroma dulzón e insolente,
provocándome huir de mi mecánica vida,
haciendo saltar la púa de mi disco programado,
enfrentándome sin piedad al pensamiento,
ése que evito a diario,
ése que trae aparejado tu perfume.

Porque esta calle me recuerda,
que estás a la deriva de mis pechos,
alejado de su diáfana tersura .
que ya la curva de mi vientre
no se estremece al roce de tus manos,
ni mi boca se vuelve fresa jugosa
entre tu lengua y tu boca.
Porque debo aceptarme
abandonada muñeca de trapo.
oxidada autómata,
fantasmal sobreviviente de tu abandono,
gusano entre gusanos


María Magdalena Gabetta


Pintura: "El Tilo" del Pintor Español, Feliciano Moya.
¡Gracias Feliciano por haber pintado este Tilo para mi poesía!
Y aquí subo el texto que mi amigo Jardinero de las Nubes escribió sobre esta poesía, el bello cuadro de Feliciano y su participación en toda esta historia que desencadené en la búsqueda de un tilo. ¡Gracias Jardinero!



El tilo de Magdalena

En varios de aquellos incontables paseos de juventud a la Higuera, solía regresar al pueblo siguiendo el cauce del antiguo arroyo. Ya no brillaba en su álveo el agua que referían las lavanderas de los años cincuenta, pero me era grato imaginar cómo el caudal debió de arrastrarse impetuoso sobre su lecho de arena. Era un camino solitario, y en soledad lo emprendía en los días de mi ya apartada mocedad.

Ya cerca del pueblo, bajo el vuelo en espiral de la cigüeña, se recortaba un árbol majestuoso por la orilla derecha, en lo que es hoy la huerta de Frutos. Más de una vez, movido por el dolor que me causaba la soledad, me acercaba a contemplarlo. Se trataba de un hermoso tilo. Sus hojas eran luz inflamada y verdor de ojos de muchacha; su corteza tenía el tono plateado de las montañas en la lejanía.

Cierto día otoñal de nubes de color de pizarra, me cayó un chubasco de padre y muy señor mío. La cigüeña huyó al campanario de la Ermita, y yo corrí a refugiarme bajo la copa del tilo. Malos vientos enfurecían su frondoso y ya descolorido follaje, y yo, buscando una mejor postura de cobijo, me abracé a su tronco. Apoyé también mi cabeza, y no sé por qué el corazón me arrancó a latir de tristeza contenida. Mis brazos estrecharon aún más el tronco, y, por encima del estrépito del aguacero, me pareció escuchar voces de consuelo procedentes del mismo árbol. Cerré mis ojos y me entregué a esa extraña corriente de amor vegetal. La lluvia cesó al cabo de un rato. Yo regresé al pueblo, con la certeza de haber aprendido algo muy importante. No sería la última vez que me abrazara a un árbol a lo largo de mi vida, aun a riesgo de parecer más descabalado de lo que ya me consideraban quienes me conocían (o mejor dicho, me desconocían).

Pues bien, los años pasaron, y la insigne poetisa argentina María Magdalena Gabetta, me preguntó si el pintor Feliciano Moya, nuestro gran amigo, no tendría un cuadro de un tilo. Ella había escrito un maravilloso poema titulado "La calle de los tilos", y en su blog gusta de decorar sus creaciones con obras de grandes pintores contemporáneos. Quedé con ella en preguntarle a Feliciano, vía correo electrónico.

Feliciano, aunque no conoce mi identidad, me profesa un gran afecto, que es totalmente recíproco por mi parte. Me respondió que no le constaba que en su repertorio tuviera alguna pintura de tilos, pero eso no representaba ningún problema, pues por complacer a nuestra común amiga estaba dispuesto a pintarle un tilo.

A este tenor, me preguntó si yo conocía el emplazamiento de algún tilo en las cercanías del pueblo, pues su vista le era necesaria para inspirarse. Entonces me acudió a la mente el recuerdo de mis paseos solitarios, y le indiqué a Feliciano la ubicación del tilo que una vez me protegiera de la lluvia otoñal.

Feliciano se encaminó a la huerta de Frutos, acompañado de Santiago Ciudad, todo un enamorado de los árboles. Feliciano me contó el placer que le produjo a Santiago la contemplación del tilo. Pasaron un rato agradable, pues el árbol tenía las hojas, con forma de corazón y los bordes aserrados, en todo su esplendor veraniego, y ya soltaba al aire las hojitas amarillas llamadas "brácteas", que sirven para hacer la conocida infusión de propiedades calmantes.

Una vez Feliciano hubo observado el árbol a su conveniencia, regresó al pueblo junto con Santiago.

El sábado 30 de agosto de 2008, me envía un correo electrónico, avisándome que se iba a poner a trabajar en el cuadro del tilo. Y hoy, apenas pasadas 24 horas, Magdalena ya tiene una bella ilustración para su poema. ¿Quieren verla? Aquí les facilito el enlace:

http://magdalenagabetta.blogspot.com/2008/08/la-calle-de-los-tilos.html

Les pareció preciosa, ¿verdad?

Gracias te sean dadas, Dios amado, por los amigos que me has dado, pues viven con los pies lejos del suelo y hacen que los sueños tengan cada vez más hermosura.

Así da gusto ejercer la jardinería de las nubes.

El jardinero de las nubes.

jueves, 7 de agosto de 2008

Mujer de Piedra



Despliégate mujer de tu letargo,
colma del elíxir del amor
ese cántaro vacío
en que te has convertido,
al secarse tu interior
arrasado por los desengaños.

Romperá el certero rayo
la dureza de la piedra
permitiendo fluir las aguas
que impregnarán tu ser,
devolviendo fuerza a tu carne
despertando tus sentidos
empapándote, iluminándote,
con ese brillo que brinda
el manantial.

Busca en la piedra partida
el agua de los dioses,
llena tu cántaro,
que reverdezcan otras vez
tus sembradíos íntimos
permitiendo que el sol de la ilusión
te recubra íntegra.

Descubre que aún puedes amar,
que aún puedes sonreír,
al recibir ese don que te fue vedado,
dejando atrás,
la seca mujer de piedra,
para despertar,
en mujer pletórica de vida.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Flores de Piedra" de la pintora Argentina Lidia Susana Kalibatas

sábado, 2 de agosto de 2008

Deseo de Agua



Me deslizo desnuda y laxa
flotando en el oleaje de tus deseos,
inundándome de tu esencia,
impregnándome de sensual
entrega.


He regresado
a buscarte en este remanso
orlado de belleza,
en que la madurez de tu sentir
me habita.
Descubriendo que en la fuente
de tu amor,
renazco.

Tu cuerpo,
es el río en que me baño,
cada día.
Es el manantial en que mi boca
se refresca.
Es la dulce humedad, en que mi goce
se sublima.

Me siento integrada a ti,
mis cabellos sobre tu hombro,
mi cuerpo contra tu cuerpo,
naturaleza al galope,
amores verdaderos.

Ámame,
despliega tu hombría en mi interior,
Ocúpame,
deslizaste en mí.
Esclavízame,
que no hay esclavitud más deliciosa.

Me deslizo en tus brazos,
sensual y subyugada.
Recibe mi deseo de agua,
bendita agua en que me sumerjo,
y de la cual emerjo,
convertida en Vida.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "Desnudo" de la Pintora Argentina Marta Alvarez (encontrar a esta Artista en Picassonet)

Poema de la Poeta/Escritora Fracasada



Escaparán de mis hojas borroneadas,
poemas repetidos hasta el cansancio,
cuentos sin moralejas, historias cotidianas,
algunas regulares, pocas buenas,
en general muy malas.

Esparciré un morral de relatos inconclusos,
junto a lápices de colores y tizas blancas,
esperando que un hábil niño los recoja
insuflándoles un hálito de realidad
con un final inesperado.

Me reconoceré carente de
no disfrutar del hueco justo
sobre el lomo de un libro antiguo
dónde quepa mi cabeza
y que me inyecte lucidez e ingenio,
ni de encontrar la mano hábil que brinde
firmeza a la escritura, presencia y flama.

También seré culpable de
no encontrar el viejo paraguas anti cursilerías,
ni siquiera el raído diccionario de la lengua castellana,
herencia familiar.

Serán espejo de mi alma atormentada ¿atolondrada?,
encerrada tras los barrotes de la ignorancia,
los versos que colgué de la luna con broches de estrellas.
una noche en que las nostalgias me abrumaban,
una noche de ésas en que esperaba
que un hado me convirtiera
de rana a princesa,
o de neófita a escritora,
infructuosamente.

Juntaré en un frasquito,
gotas del rocío de la esencia de los Maestros,
de ésos que pululan en el mundo
caminan por el conocimiento,
antes que yo,
después que yo,
haciéndome tropezar a cada paso.

Las verteré una a una,
cómo elixir de sabiduría
sobre una blanca hoja,
para que se conviertan en
pequeñas semillas de sapiencia
que golondrinas sabihondas
dispersarán sobre el mundo,
para admiración de las hormigas,
que por fin me aplaudirán admiradas.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Alma Abarrotada 4" de la Pintora Argentina, Adriana Pascucci

miércoles, 30 de julio de 2008

Desolación



Descuartizada mi alma
yerra sangrante por las oscuras calles
en las que se apagaron los farolitos
de colores de antiguas comparsas,
que enmudecieron de soledad aguda,
enfermedad de que adolece el mal recuerdo.

Bajo la indiferente luz de una luna macilenta
que apenas logra mantenerse colgada
en ese cielo de plástico que me cubre,
mi esencia en cubos, helada, riega el suelo.

Los árboles de cartón,
las flores de papel maché,
las casas de títeres,
se ríen a mi paso
con carcajadas sin dientes
y ojos con rojas lágrimas

Giro y giro,
en un baile en el que busco
encontrarme a mi misma,
acariciar mis contornos
y descubrir si aún estoy viva,
más, solo alcanzo a rasguñar mi sombra,
que me rehuye entre gruñidos
de falso placer de cortesana.

Desando caminos,
Desciendo los últimos acantilados,
lacerando mis manos hasta los huesos,
y me acuesto a esperar
en la playa de los desolados
a que la marea me lleve
al mundo de los muertos.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "Soledad" del Dibujante y Pintor Marplatense: Alexis Ventura

jueves, 24 de julio de 2008

Sin Brújulas Ni Relojes






Sin brújulas ni relojes
cometo los mismos errores
y profundizo las mismas heridas,
vuelvo....
a caminar el mismo camino
y a llorar muchas veces todas mis falencias.

Observo entonces....
pájaros tímidos que me rehuyen,
nubes que escapan hacia otros cielos,
niños que me ignoran,
lágrimas que me estallan
sin piedad dejándome ciega.

A veces me convierto en personaje,
de viejos álbumes, viejas fotos,
añejas cartas,
recibiendo o prodigando....
muertas palabras.

Pero descubro.... pobre incauta...
carcajadas de vida,
páginas de un libro con errores de ortografía,
números de un almanaque irrespetuoso y burlesco
película inconclusa actuada por sombras. .

Entonces desequilibro relojes,
reinvento brújulas para ubicar mi espacio
y revuelvo con crítica demencia,
arcones, cajones, armarios y
cajas de cartón,
en buhardillas arcaicas,
buscando caminos, recobrando horas,
atrapando pájaros y nubes...
para encontrar respuestas....
intentando el escape
a este vacío que impiadoso me sujeta.

María Magdalena Gabetta


Pintura:"Sujeta al Vacío" de la pintora Argentina, Mercedes Fariña



domingo, 6 de julio de 2008

Si Pudiera ......Tierra Mía





Si pudiera hacerle frente
al olvido,
a ese olvido instaurado en las mentes,
dar testimonio de dolores pasados,
hambrunas, suicidios,
luchas sin fundamentos, terribles dictaduras,
mediocres gobiernos democráticos,
Injustas muertes de uno y otro lado,
Niños robados, desaparecidos.
Jóvenes y grandes mutilados
por el odio, el hambre y la vergüenza.
Mantener la memoria.
Encallecerme bajo una piel de leopardo
y no en la de tortuga en la que quieren
enfundarme.
Si pudiera tierra mía,
sacarte a flor de suelo
cada uno y todos los dolores de partos
que has sufrido y que se hallan sepultados,
bajo las cruces de la indiferencia.
Si pudiera insuflar vida
a esos mecánicos seres que deambulan
sobreviviendo sin recuerdos ni esperanzas,
a estos títeres de la supervivencia,
a cualquier precio y de cualquier manera,
Si pudiera yo misma recordar
cada uno y todos
los agravios
No volvería tierra mía a cometer
los mismos errores, los mismos crímenes,
ni los mismos pecados que te hieran.
Y quizás entonces, tierra querida,
Si cada uno y todos asumiéramos
el quererte, cuidarte y respetarte,
quizás entonces...
podamos comenzar a hacerte grande.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Cuna del Hambre" de la Pintora Argentina, Marta Cella


jueves, 26 de junio de 2008

Dale, che....



Esta poesía contiene argentinismos y está escrita en "argentino", del que se habla en la calle


Dale, che.....
escribite un poema, una poesía,
que no hable de flores ni de mariposas,
ni de días grises,
Escribite una poesía sin olor a naftalina,
sin el color sepia de fotos antiguas,
de ésas que nos traen los rostros
de los que fueron, de los que ya no son,
porque me ponen mal
esos versos sensibleros,
que humedecen los ojos
y agarrotan el alma.

Dale che .....
escribite una poesía
sin noches oscuras y charcos en las calles,
sin faroles inclinados,
ni compadritos sufriendo
porque una mina les clavó
un puñal traicionero
en el orgullo y el alma.

Escribite una poesía,
de ésas en que el bandoneón
se escuche acariciante,
de ésas que los malevos silban
y a las minas enternece y las vuelve “fáciles”.
Una de paredones, lunas, patios,
vino y cigarrillos que besan los labios,
No sé....
una poesía.....
que se sienta carne.

En fin, mirá si seré vueltera,
si seré pedigüeña porque sí,
de puro sonsa.
Mirá si no,
me hice la dura, la superada,
la que no quería romanticismos,
ni lágrimas, ni flores, ni nada,
pero.... mirá, al final,
soy igual a todas las minas,
si al fin y al cabo,
al igual que todas....
te pido una poesía..

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Bombín", de la Pintora Argentina, Laura Medina

jueves, 22 de mayo de 2008

Con el Espíritu de las Musas




Una vez más la generosidad de este maravilloso mundo de las letras golpeó a mis puertas. Marcela Vanmak, una gran poeta y escritora argentino-israelí ha unido escritores del mundo y he tenido la satisfacción infinita que seleccionara dos poesías mías para acompañarla en este "Su" libro, al que ella siempre se refirió como "nuestro".

Tengo la suerte de compartir ese mundo dónde convergen distintos estilos y pensamientos que se abre a los ojos del lector y que Marcela llama "mi libro-hogar",junto a esta magnífica mujer y estos magníficos compañeros de letras:

Milagros Hernández Chiliberti (Chile)
Alejo Urdanera Fuenmayor (Venezuela)
Ursula Grösslinn (Chile)
Luis E. Prieto Vázquez (España)
Gustavo Rubens Agüero (Argentina)
Cristian Nutz (España)
Adriana Victoria Arce (Argentina)
Natalia Gaete (Chile)
Juan Antonio Pizarro Martín (España)

A Marcela y a ellos dedico ete poema que creo que resume el deseo del poeta, el de perdurar en la memoria de los que lo leen.

Volveré en mis versos

Cuando no sea yo misma,
cuando me atrape el tiempo,
con sus manos de arena
nacida de mis huesos,
y me suma en olvido,
volveré en mis letras,
ingresaré en tu mente,
renaceré en tus ojos,
te impregnaré de palabras
que he dejado sembradas.
Danzaré entre estrofas
como musa pagana,
y mis pies marcarán el compás
del sonido impetuoso del viento.
Se humedecerán tus pestañas
al descubrir mis plegarias,
alegrías o llantos desgranados
en versos.
Me verás niña,
joven,
mujer enamorada,
o madura cual fruta rebosante en
la planta,
pero nunca dirás que mi alma callaba,
porque así la ofrecí en cada palabra
sin medir consecuencias
sin importarme nada,
me mostré ante el mundo
en ofrenda sagrada
para que un día lejano
mis palabras escritas
a tu lado llegaran..





María Magdalena Gabetta


¡GRACIAS MARCELA!

viernes, 2 de mayo de 2008

La Pluma







Fue un errático soplo divino
el que depositó en tus manos,
la blanca pluma angelical.
Asombrada observaste la raíz sangrante
que te habló de los dolores
de su desprendimiento.

Se presentó ante tus ojos
la imagen del ángel herido,
su ala rota, quebrada, ensangrentada.
los otros ángeles socorriéndolo,
mientras desde lo alto una luz cicatrizante
intentaba curar la mortal herida.

Acariciaste suavemente la pluma,
y su delicadeza te transmitió
el benéfico consuelo,
que su roce alguna vez prodigó sobre
dolientes almas.

Su blancura te habló de la pureza
de aquél que la había extraviado,
e intuiste su desolación.
Su unicidad te contó de su separación
de esa especie de seres mágicos y divinos.

Evocaste al ángel que fuiste
antes que el rayo de la duda te hiriera
provocando tu caída,
con tus enormes alas rotas,
ante la suprema mirada.

Te recordaste herida, erradicada, castigada,
condenada a volver a nacer
en este universo de dolor.

Al recibir el don de la comprensión
una perla escapó de tus ojos
añorando el paraíso perdido,
como esa pluma angelical
que un errático suspiro divino,
depositó en tus cálidas manos.

María Magdalena Gabetta




Dibujos realizados para este Poema por la Pintora Argentina Mónica Iturrioz




sábado, 19 de abril de 2008

Atrapando Mariposas



Atraparé letras sueltas
como si fueran esas azules mariposas
que hacen nido en mi pelo
y cosquillean mi alma.

Las recogeré en un cuadro/libro
que iré creando con esperanzas
hasta su página postrera.

Formaré figuras etéreas
sin ton ni son,
solamente ideadas por sentimientos.
A un costado dibujaré un rostro imaginado,
cada letra/mariposa tendrá su color primario
cuyos matices irán impregnando la tela/hoja
urdida con mi piel.

Arrancaré color a la vida,
para insuflarlo en ese libro
de amarillentas hojas otoñales,
mariposas azules
y flores de rojo carmesí.

Porque aunque sea otoño,
aunque las hojas sean amarillas,
aunque el sol ya no brille como antaño,
el rojo de la pasión
fluirá cual manantial entre las letras
con las que pintaré
esta nueva página de mi historia.

Porque no importan las décadas sumadas,
ni las batallas vencidas,
importan las ilusiones y las esperanzas
transformadas en letras de colores
que atraparé una a una,
como gráciles mariposas.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Sin Nombre" de la Pintora Cubana, Marcia Díaz


me he tomado el atrevimiento de ponerle como nombre "Mujer bailando con mariposas" hasta que la artista me envíe su nombre real

jueves, 17 de abril de 2008

Laguna



Pido dormirme siendo lluvia,
despertar convertida en laguna,
allí dónde el mundo gira y gira
como un trompo de luz.

Aprenderé a utilizar todos
y cada uno de mis artilugios,
para poder confundirme, agua clara,
con la esencia del universo.

Quiero ser dueña de la música,
atrapar los giros del mundo en mis letras,
el aire pampeano, el canto del tero,
el baile salvaje de un cisne,
la dulce ceguera de un girasol.

Natura, quiero morderte, olerte,
quiero tus claros, tus oscuros,
tus pálidos glaucos, tus vibrantes verdes,
y hasta ese amarillo pretencioso
con que disfrazas de oro el otoño
para enjoyar mi tez alba.

Ser la mágica poeta que tú inspires,
la ardiente amante que te posea,
las aguas calmas que te contengan,
cuando despierte de mi sueño de lluvia,
convertida en laguna.

María Magdalena Gabetta


Pintura: "Laguna del Quince" del Pintor Argentino Ignacio Solá

lunes, 14 de abril de 2008

El Títere en la Niebla


Él se asoma al borde
de los recuerdos,
como un suicida al abismo de mis días.
Camina unos pasos, prende un cigarrillo
-eterno equilibrista de sus labios-
con aroma a tabaco de ayer,
y me ofrece su sonrisa de foto sepia,

Emerge de la bruma,
- sombra con vida -
sobresaltando mis pupilas desprevenidas,
despertando grillos aletargados
en mi interior de inquilinato vacío.

Estira sus brazos de humo,
intentando atrapar la luz del presente,
fantoche extraviado en caminos inversos,
escapista del tiempo
intentando ocupar espacios prohibidos,
hasta que lo atrapa nuevamente
algún titiritero de destinos,
de ésos que deambulan
brindando funciones indeseadas
que se pagan con un billete de pena.

Él se asoma a la luz.......
huyendo por instantes
a su condena de olvido,
haciendo su acto de presencia
cada vez más efímero,
como si su figura se fundiera
en íntima copulación con la bruma..

Lo absorbe el vacío a sus espaldas,
tensa sus hilos de niebla el titiritero
sacándolo de escena,
mientras el olvido baja el telón,
en el borde exacto de mis recuerdos.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Antología de un Recuerdo", de la Pintora Argentina, Laura Medina

viernes, 4 de abril de 2008

2 de Abril


A un Ex Combatiente


Te acostarás una noche,
y nada será igual,
los relojes cambiarán sus horas,
dejarás de percibir el espectro de colores
porque todo se habrá transformado
en una mala película en blanco y negro
dónde los actores se burlan entre sí
tirándose pasteles en el rostro
como a ti te tiraron en el rostro
todas tus esperanzas,
sin misericordia alguna,
cuando cambiaron tus libros
por una mentira y un arma.

Amanecerás en negro y blanco
porque tus rubores primeros
te los habrá robado la vida
y el azul de los sueños juveniles
se los tragó el olvido,
mientras tu sangre
se trocaba en blanca sal
sobre la negra tierra.

Deambularás en grises intermedios
y pensarás que es el color
que más se asemeja a tu destino
porque el arco iris desapareció de tu cielo
hace ya tiempo,
cuando pasaste de estudiante
a soldado
soportando el primer mal golpe
a tu inocencia.

Serán entonces tus caminos
quizás más oscuros y empinados,
dónde todas las curvas
cierran en el vacío.
Pero seguirás aún, seguirás buscando,
continuarás intentando,
desgastando tus grises,
cubriéndote con pañuelos blancos,
ocultándote en el negro anonimato,
creyendo aún que tras el próximo escollo
recuperarás los colores
que una vez te negaran
porque naciste en el momento menos indicado.

Y seguirás así, transitando
buscando, siempre buscando
esa juventud que te envejecieron
con frío y miedo
cuando recién la estabas estrenando.

María Magdalena Gabetta




Pintura: "Isla Soledad" del Pintor y Ex- Combatiente de Malvinas

Néstor Favre-Mossier





jueves, 3 de abril de 2008

La Alegría del Peón


Ya terminó la faena,
y junto al calor del fogón,
surge al son de las guitarras
las coplas de un payador.

Corre la jarra de vino
entre encallecidas manos
y cuando a los labios la acercan,
el canto nace espontáneo.

El rojo néctar revive
los ánimos agobiados,
ha sido duro el trabajo
del humilde jornalero.

Sobre las brasas ardientes
una parrilla encajan
¡Esta noche hay asado!
festejan los cosecheros
entre canciones y chanzas.

Pero lo que más los alegra
es pensar en la mañana,
cuando al regresar al rancho,
en los bolsillos resuenen
las monedas de la paga.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Imagen de Gaucho frente al rancho" del Pintor Uruguayo Guzmán García Lenguas

martes, 25 de marzo de 2008

Enfado




Me envuelve el enfado como un manto rojo
dejando a un lado mis horas de llantos
mis días dolorosos de fémina herida,
imagen punzante que me persigue y castiga

Me erijo en sobreviviente
de la oscuridad más oscura,
superando obstáculos de horizontes
cruzados por ríos de olvidos indeseados.
Le grito mi enojo
a esta realidad de tejer soledades
con hilos de ausencia,
y esperanzas perdidas.

Enfrento sin miedos
este desengaño que ya no duele
porque es carne de mi carne,
desgarrada y escarnecida.

A este sinsabor con sabor a fracaso
que toma el tiempo a mi estupidez
y el pulso a mis angustias,
le grito mi ira.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Manto Rojo" de la Pintora Argentina, Mónica Iturrioz

domingo, 23 de marzo de 2008

24 de marzo - Día de la Memoria





















No me vengaré con armas,
expondré al mundo la vergüenza
instaurando un día para no olvidarla,
diciendo uno por uno los nombres
de los que con su sangre regaron el suelo
porque sus ideales
no estaban en concubinato con la autoridad.

También diré los nombres,
Los de los otros.
Los que asesinaron.
Los que reprimieron.
Los que nos usaron.
Los que nos sometieron
Los que ocultaron.
Los que aprobaron.
Los que se pusieron de espalda,
y los que callaron
Los que en el infierno
sus pecados eternamente purgarán.

Marcaré un día,
para que los que vienen,
no olviden a los que se fueron,
apresurando su ida.
Juventudes tronchadas.
Familias destruidas.
Los que sucumbieron por el poder
el orgullo y los crímenes
de lesa humanidad.
Niños, jóvenes, madres,
Padres, hermanos
Desaparecidos, torturados
Asesinados sin piedad

Marcaré un día
para que la vergüenza no se pierda,
y lo que las madres lloraron,
las abuelas sufrieron,
las familias sangraron,
se sepa,
para que no ocurra nunca más.

María Magdalena Gabetta



Pintura: "María, su madre llora" de la Pintora Argentina, Marta Cella


domingo, 16 de marzo de 2008

Siempre la misma



Me preguntas...
cómo me veo en esta etapa de mi vida
en que las canas ya son una constante,
en que las risas marcan mis mejillas
y las lágrimas han dejado un rastro violáceo
en mis ojeras.

Me preguntas....
cómo me veo hoy en que la emoción
ya es parte soldada a mi esencia,
en que ya nada me deja indiferente
porque del árbol de la vida
coseché casi todos sus frutos,
y muchos fueron dulces
pero también....
hubo frutos amargos.

Me preguntas
cómo me veo en el espejo...
Y te digo...
que lejos quedó aquella
que prendía estrellas de su pelo,
o que tenía los pies ligeros para
correr a los brazos de un amante,
o más ligeros aún,
para enarbolar una bandera en un mástil
mientras entonaba
cánticos de libertad, fe y esperanza.

Sin embargo...
también digo....
que me miro por dentro y allí sí me encuentro,
mujer en cada una de mis etapas,
rebelde, sanguínea, apasionada.

Me veo igual...
niña, adolescente, joven mujer,
mujer madura y me veré talvez, mujer anciana.
seré entonces al fin siempre la misma,
enfrentando mis días
con la misma pasión, las mismas ganas,
y mientras tenga un hálito de vida,
convencida gritaré mi libertad,
con la pluma, el verso y la palabra.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Sin Nombrarte", de la pintora Argentina, Laura Medina

Pasión por las Letras



Construiré sólidos puentes
para cruzar el turbulento río
que arrastra mis propósitos
náufragos de mí,
ajenos a mí,
huérfanos de mi voluntad,
para así lograr beber de la fuente
que me brinde la palabra que ansío..

Quiero/necesito,
escrituras sin sequías
manantiales de versos,
susurros de las musas...

Crearé desde lo imposible,
desde lo negado,
desde lo desconocido,
colocando letra sobre letra
suavizando la imperfección de sus aristas,
entrelazándolas con adquirida destreza.

Haré arena de la piedra
y piedra de la arena.
Seré .......
por esta pasión a escribir que me consume
artesana, obrera y abeja.

Ya no temeré que la oscuridad me ciegue.
Ni que la inspiración me evada.
Ni que la sabiduría me sea esquiva.
Veré la luz.
Respiraré con ansias
y mojaré mis ojos de agradecidas lágrimas.

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Nada, Idea, Materia, Forma", de la pintora Riotercerense, Raquel Piedrabuena

viernes, 14 de marzo de 2008

La Niña en tres miradas


I) En el desayuno

Sus ojos almendrados
asoman tras el tazón,
entibiando el día.

Mientras desayuna
calmando su sed
después de una noche
de cálidos sueños y de fantasías
es una princesa con aroma a flores,
leche y mantequilla.




II) Jugando

Corre al perrito y su risa
fluye en forma cristalina,
cuando con sus manos pequeñas,
contra su pecho lo encarcela.
Pide mimos para él
y los comparte con ella,
frunce el ceño cuando no lo logra
y precipita su llanto
de impaciente pedigüeña.
Reclama mimos y brinda mimos
con encantadora pureza.
De pronto su atención,
en otros juegos concentra.
Y allí corre hacia ellos.
Y el perrito tras de ella.

III) Desde mi corazón

De la etérea huella de sus pasos
entre los verdes senderos del edén,
rescato la levedad que la identifica
y el ave que trina desde el limonero,
creando eco a sus risas.
De su boquita rescato la ternura
que se irradia del mismo modo
que desde su mirada inquieta.
Niña de cabellos ensortijados,
colectora de luciérnagas,
princesa de mundos de fantasías,
protegida de los querubines,
tierna y radiante muñeca.



María Magdalena Gabetta



Pintura: "La que tiene sed", del pintor Ríotercerense, Sergio Blatto

jueves, 13 de marzo de 2008

El Jardinero de las Nubes


Desde una cómoda nube,
a horcajadas del infinito,
observas el mundo cual escenario que gira
mostrando día a día una escena diferente,
que cultivas con amor.

Son tus ojos los que miran,
pero es tu alma la que está mirando.
No es el paisaje que rodea tu tierra
un repetido cuadro inanimado.

Es tu vida y tu pasión....

Para tu alma....
No es inadvertido el temblor del pétalo,
ni el tremolar de las hojas,
ni el susurro del viento.
No son las personas títeres articulados,
ni es la música un pentagrama oxidado.

Tu esencia recoge sabiduría de lo simple
y la transforma en letras de lo bello.
Porque no hay nada más bello
que la simplicidad de la gente
o el aroma de los campos
que engalanan tu tierra.

Es vida, es sentimiento
que procesas con conocimiento
transformándolo en cálido placebo
que riega tu interior para florecer en tus manos,
descansar en tus letras y....
encandilar al lector.

................................
Espadachín de antifaz y pluma.
Jardinero de las nubes.
Juglar de tu tierra.


María Magdalena Gabetta
Pintura: "El Jardinero de las Nubes" del Pintor Español, Feliciano Moya Alcaide

martes, 11 de marzo de 2008

Viaje Inesperado


I

A esos poetas que me brindan
con tanto afecto sus letras,
le digo que aquí en mis valles,
en mis lagos, ríos y sierras,
siempre tendrán una amiga
que los admira y respeta.


II

¿Y quien te dijo corazón que ya
no te emocionarías ante unos versos
o ante la magia de un pequeño libro?
¿Nadie te explicó que las lejanías no
existen cuando el sueño es compartido?


III

Existen, corazón mío, extrañas y misteriosas líneas
que unen a las personas a través de la distancia.
Quizás porque nos movilizamos de similar manera
ante una palabra,
un niño, una flor, una historia de vida y,
hasta reconocemos en ellos,
la misma rebeldía e idéntica búsqueda constante
que, en un mismo afán, una símil inspiración,
desmenuzamos en versos.


IV

Abre tus ventanales poeta,
que el viento que me arrebata,
me ha robado una sonrisa
para llevar a tu casa.


María Magdalena Gabetta
A todos los poetas con los que compartimos el pequeño gran sueño materializado en un libro de poesía en la distancia.
A:
José Antonio Antón Pacheco (España)
Natalia Gaete Coronel (Chile)
Lupe García Araya (España)
Julia Isasi Martínez (España)
Pedro Javier Martín Pedrós (España)
Félix Morales Prado (España
Benita María Paredes Rivas (Nicaragua)
Marisa Serrano Sancho (España)
A: Adolfo Morales que escribió un Prólogo maravilloso
y aunque repita sus nombres a Pedro Javier y a Lupe, por su gran trabajo y porque ellos han sido los ideólogos, moderadores y obreros que han logrado hacer realidad este pequeño gran libro.
¡Gracias!


Flores de Arena




Duele la piel
que me recubre íntegra, poro por poro.
Añoranzas de amor formando un hueco en la cama,
desayunos de a dos,
baño compartido.

Laceran estos amaneceres
iluminando sombras,
cuando un rayo indiscreto,
se posa sobre mi cama
develando fantasmas.

Atravieso entonces lejanías no apetecidas,
zambulléndome entre muros,
buscando un cuadrilátero dónde mitigar mis furias,
golpeándome sola contra los bordes,
precipitando angustias.

Temo acostumbrarme a esta insolente clausura
de escarchado sepulcro,
confundiéndola con la calidez de un nido.

No deseo para mí
esta identidad de proscrita.
Detesto eso.

Es irrisorio, es cruel,
es antinatural.

Un día acostumbraré quizás
a que mis brazos
cercenen ausencias
buscando el apasionado beso
que fluctúa incorpóreo
sobre el silencio de las sombras,
y el silencio y las sombras,
son amantes traicioneros.

Me niego,
a este hilvanar de días no vividos,
a estas perlas negras,
escalando cumbres con las manos
desgarrando piel, carne y nervios
oteando en vuelo solitario
distancias en claroscuros matices.

Reniego definitivamente
de estos volcanes apagados,
que aíslan mis desiertos valles,
helados fuegos, flores de arena,
espejismos que inoculan placebos,
engañosos de vida .

María Magdalena Gabetta
Pintura: "Esperando" de la Pintora Argentina, Laura Medina